Código Fuente

Última Muestra

El salón estaba apenas iluminado por luz de un monitor.

—¿Qué hacés, Vicky, por acá todavía? —le preguntó Eugenio.

—Hola, Euge, ¿cómo estás? Acá, intentando correlacionar la tercera muestra que me pasaste con las dos anteriores.

—¿Y?, ¿cómo va eso? Mirá que costó un montón conseguir esa muestra y ya no puedo conseguir nada más, ¿eh?

—No, quedate tranquilo, creo que lo tenemos. Si bien no coincidía con las reglas anteriores, no lo hacía por muy poco, y revisando el código, me di cuenta de que tenía un error de redondeo, por llamarlo de algún modo. Creo que con algunos pocos ajustes vamos a tener la relación entre las tres.

—Excelente.

—Escuchame, Euge —le dijo Vicky con tono de reproche y se cruzó de brazos—. ¿No pensás decirme de qué se trata todo esto? Cuando mis amigos y mi familia me preguntan en qué estoy trabajando no sé qué decirles, es horrible. Y más allá de eso creo que podría serme de mucha utilidad entender lo que estoy buscando.

Eugenio se sonrió.

—Es que justamente no te cuento para que vos no lo puedas contar, estás haciendo un gran trabajo y estás siendo parte de algo muy importante, creeme. Lo único te puedo decir es lo siguiente: ¿cómo vivirías si supieses que sos eterna y solo padecés de amnesia temporal? —le dijo y se fue por el pasillo.

—Esperá, Eugenio, no te vayas —le gritó Vicky—, no me dejes así, vení, contame.

Eugenio siguió caminando como si nada.

—¡Forro! —balbuceó Vicky, esbozando una sonrisa.