Me di cuenta de muchas cosas; su cabello era distinto, aunque era de esperarse, su estilo siempre cambiaba, y eso solía encantarme. Ese brillo en los ojos que lo caracterizaba, ahora parecía haber desaparecido. Sus ojos decían más que las mismas palabras que de su boca podían salir, así es como solía darme cuenta cuando algo andaba mal en él.

—Lo que daría porque esos ojos me miraran de nuevo... —susurré para mí mismo.

No sabía cómo sentirme, es difícil de explicar. A momentos sonreía, me hacía feliz verlo, pero por otro lado, la tristeza se encargaba de hacer sentir un vacío en mi pecho por ya no tenerlo a mi lado. Era una pésima combinación de emociones, ni siquiera sé si podían estar juntas. Como agua y aceite, o como los hermanos Gallagher, ¿sabes?

Siendo sincero, jamás le tuve rencor... Sólo a mí mismo por no haberle dado el espacio que necesitaba. No logré entender que era una persona frágil, que no se tomaba las cosas de la misma manera en que yo lo hacía.

Pedí otro Manhattan, en realidad ni siquiera quería, pero prefería concentrarme en el amargo sabor de la bebida que en el amargo sabor que me daban estos malos sentimientos. La rasposa sensación del alcohol en mi garganta me hacía olvidar lo que sucedía.

Jamás fui bueno en el amor, lo admito, las relaciones que tuve jamás fueron duraderas, pero con Alex fue... diferente. Con él conocí el verdadero cariño hacia una persona, el verdadero compromiso. Con él conocí todo lo bello que tiene esta vida. Él era la luz de mi día, mi oxígeno, mi calor. Simplemente lo era todo.

Hoy más que nunca me dolía el "Nada es para siempre", siempre supe que nada era para la eternidad, pero cuando amas a alguien con todo tu ser es diferente. Te creas tantas ilusiones, tienes tantas fantasías junto a esa persona especial, que te olvidas del pensar racionalmente, sólo dejas que el corazón te guíe y cree su propio camino.

Él siempre tan inseguro, tan temeroso de demostrar cariño. El hecho de amar significa entregar todo de ti, y puede ser atemorizante. Nuestro corazón es débil, frágil; asusta saber que se lo estamos dando a alguien más. En cualquier momento pueden romperlo y hacerlo añicos.

Guarden esto que les digo: quien afirma que el amor no le aterra, es un mentiroso.

De a poco comencé a disfrutar de la banda de covers que tocaba en el pequeño escenario del bar, más que nada porque una que otra canción de The Strokes salía. No podía evitar mirar de reojo a Alex cada que había una frase de amor comprometedora en los temas de la banda, aunque en realidad, él ni siquiera parecía prestarle importancia a mi presencia. Supondré que a nadie le agrada demasiado reencontrarse con un ex en un bar una noche de viernes, no es como que sea el mejor plan.

En un momento, lo atrapé observándome de reojo, y nuestras miradas se volvieron a conectar después de años alejadas. Parecía incómodo, por lo cual inmediatamente se dio la vuelta con un leve sonrojo en sus mejillas. Hace mucho no sentía esa sensación en mi corazón; latía sin control, es como si de un momento a otro hubiera vuelto a la vida. Mi ser estaba vacío hasta ese momento, sentía mi alma fuera de mi cuerpo.

Tenía planeado volver a mi apartamento a medianoche, para poder ver los programas de televisión que gente sin vida como yo se ponía a ver en vez de disfrutar su noche de viernes. Pero... quizá y ahora me quedaría un rato más. No tenía planeado ir a hablarle ahora, necesitaba esperar hasta tener las agallas.

—Barman, ¿me da...

—¿Otro Manhattan? —preguntó al instante.

—No, deme algo menos fuerte. ¿Qué es lo mejor que tiene?

—Creo que lo que buscas es un mojito. Ya te lo traigo, amigo —respondió, tan amable como siempre, retirándose con prisa a continuar con su trabajo.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Jan 29, 2019 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Paper Napkins [Milex One Shot]Where stories live. Discover now