Paper Napkins

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Hoy todo me parecía estar mal. Sólo podía ver el lado negativo de todo lo que me rodeaba y hacía. Mi música sonaba mal, mi físico lucía mal, ese Manhattan seco que me estaba tomando en aquel bar sabía mal.

—Barman, sírvame otro Manhattan, por favor —pedí, sin pizca de amabilidad.

—Vaya, creo que alguien aquí está intentando ser doble de Frank Sinatra, ¿eh? —dijo como chiste, llevándose mi vaso. Ni siquiera tuve la cortesía de reír, aunque fuera falsamente.

En realidad detestaba cómo sabían los tragos de ese bar, por más caro y exclusivo que fuera el lugar, parecía que preparaban las bebidas con alcohol barato. De todos modos, necesitaba distraerme en algo, lo último que necesitaba era seguir pensando y cuestionándome mi insignificante vida.

—Aquí está, amigo —dijo el barman, entregándome mi pedido.

—Gracias —respondí apenas audible, bebiendo casi de un trago aquel whisky mezclado con vermut, sintiendo mi garganta arder al instante.

Con una mueca de asco y la sensación de fuego debido a aquella bebida, comencé a observar a la gente de mi alrededor, como si ver desde mi incómodo asiento en la barra la vida de los demás fuera mi única entretención. Amigos riendo y pasando un buen rato, parejas brindando por la buena vida, o personas solas, con la vista pegada en su teléfono celular, era lo único que podía apreciar en aquel espacio cerrado.

—Vamos Miles, sonríe un poco... —me dije en un susurro.

Mi cabeza estos meses había sido un revoltijo, y admito que era mi culpa. Últimamente no hacía nada más que vagar y pasar de bar en bar... Y bueno, ¿qué esperar? Cuando no me centro en algo, tiendo a pensar todo demasiado, y eso me agobia. Creo que ahora era buen momento como para echarle la culpa a ser un hombre con el corazón roto.

Aún recuerdo sus palabras a la perfección y lo más sorprendente es que aún duele; aún siento ese puñal enterrado en mi corazón. Estábamos fuera de mi apartamento y dijo con voz temblorosa: "Miles, te amo, pero no lo suficiente". ¡Auch! En todo caso, no lo culpo, en el amor siempre fue temeroso, ¿pero quién no?

Desde ese entonces no soy más que uno de tantos dañados.

Mientras jugueteaba con los hielos de mi vaso, sentí algo mojado en mi espalda.

—¡Más cuidado, imbécil! —me gritó una mujer, que, al parecer había tirado su bebida encima mío.

—Ouh... —dije, en vez de echarle mil groserías encima— Creí que pedirías disculpas o algo, acabas de derramar ron en mi ropa. Al parecer tienes una percepción errónea de la víctima y el victimario, amiga. —dije, manteniendo la calma.

—Tu bolso estaba en el camino y tropecé con él, idiota. —respondió, sin bajar el tono de su voz.

Ni siquiera traía bolso, pero evité hacer algún comentario y esperé a que  se marchara.

Este día no había sido el mejor, definitivamente, el destino no estaba a mi favor últimamente. No creí que podría ser aún peor, hasta que caminando al baño para ir a limpiarme vi algo, o mejor dicho... a alguien. No, podría reconocerlo en cualquier lado. ¿Era él? Agh, ¡vamos, destino! ¿Justo hoy?

Inmediatamente volví a los asientos de la barra para poder asegurarme de lo que mis ojos estaban viendo. Quería evitar pensar que en realidad era él, necesitaba saber que estaba equivocado, pero no. Había pasado tanto tiempo, tanto tiempo alejados... Parecía un acosador mirándolo, pero es que era él... Alex, Alexander, estaba ahí. No creía tener el valor para acercarme, tan sólo quería llegar a casa teniendo la satisfacción de haber podido ver a Turner.

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⏰ Last updated: Jan 29, 2019 ⏰

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Paper Napkins [Milex One Shot]Where stories live. Discover now