s i e t e

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Por la mañana desperté en mi habitación. No recordaba haber llegado hasta ahi anoche, así que seguramente alguien me había levado hasta allí. Tenía la ropa del día anterior puesta, mi pelo estaba suelto y bastante despeinado y los pies me dolían de los tacones del día anterior.

Toqué la campanilla y mientras esperaba a que Amice llegara con el desayuno me cabié de ropa y me aseé. El cielo seguía negro y el granizo seguía cayendo. Llamé a mis padres por videollamada para ver como estaban.
—¡Buenos días! ¿Cómo estáis? —El día anterior había hablado con mis padres por teléfono, pero la conversación no duró mucho porque parecia que había poca conexión. En cambio la videollamada parecia tener mejor conexión.
—Nosotros muy bien, la pregunta es cómo estás tú. ¿Te lo estas pasando bien? ¿Qué estáis haciendo? —Preguntó uno de mis padres. Les conté todo lo que había hecho el día anterior brevemente—. ¡Mamma mía! Vamos, que te lo estas pasando bien. Sin problemas. —Yo afirmé con la cabeza.
No tardamos mucho en colgar la llamada ya que tenían que atender algunas cosas del trabajo y yo lo prefería así, además acababan de llamar a mi puerta.

Pensé que seria Amice, pero no pude remediar mi expresión de sorpresa al ver a William parado enfrente de la puerta con los brazos detrás. Llevaba una camisa negra metida de unos pantalones también negros hechos a medida. En se momento agradecí haberme arreglado diez minutos antes.
—Em, buenos días. —Dijo serio. Sin esperar a que yo le contestara sacó un libro de detrás de él—. Si te gusta Allan Poe te gustará este autor. —Yo cogí el libro y él se fue rápidamente sin decir nada. Andaba rápidamente como si quisiera desaparecer.
Cerré la puerta de la habitación y me puse a leer el libro. Al principio busqué título y autor, pero no había nada escrito en la solapa. Abrí el libro y en las primeras páginas estaba escrito: ''Para mi querido amigo, espero que te guste. Una historia hecha para personas como tu y como yo, buscadores. De tu fiel amigo, Edgar Allan Poe.'' Mis cejas se levantaron. "Wow'' fue lo que pensé. Seguramente el libro fuera de algún pariente de su familia, o de segunda mano. Aunque si era de segunda mano seguramente estaría en manos de algún importante coleccionista o expuesto en algún museo. No encontré título, aún así debajo de la firma había un fecha: ''16-01-1825''

Empecé a leerlo enseguida, poco después volvieron a llamar a la puerta. Esta vez fue una sirvienta. Me dejó el desayuno en una mesita que había delante de los sillones y se fue. Dejé el libro a parte y mientras desayunaba leía las noticias en el teléfono. Decían que hasta dentro de diez días la tormenta no se disiparía y que era de vital importancia que permaneciéramos en nuestras casas. El gobierno se haría cargo de mandar alimentos suficientes a todas las casas. Nada más escuchar eso llamé a mis padres otra vez, pero esta vez sin videollamada. Cuando les dije lo de las noticias ellos me dijeron que no me preocupara, que Lucius acababa de llamar para decir que no tendrían problema en que yo me quedara en su casa diez días, que tenían comida suficiente y que no me faltaría de nada. Esto me relajó, hablé con Lys sobre sus amoríos y sus dramas y luego colgamos.

Suspiré sin saber que iba a hacer ahí esa mañana, por suerte, volvieron a llamar a la puerta. Era Edward diciendo que si quería ir con ellos a jugar a la play. No tardé en contestar un rotundo sí, ya hacía días que no jugaba a la play. Me llevó hasta su habitación. Dentro estaban Arian y William sentados en unos sillones negros al lado de un sofá negro enfrente de una gran television. Arian estaba jugando a Call of Duty mientras su hermano veía cómo jugaba.

Hicimos dos equipos, Arian y yo contra Edward y William. Si se pensaban que jugaban contra una novata, se equivocaban. Empezamos la partida rápidamente, y en cuestión de cinco minutos Edward y William ya estaban por los suelos. Arian y yo celebramos nuestra victoria chocando las manos y riendo. Él se levantó y burló de sus hermanos, yo me limité a reír. Edward y William aceptaron su derrota proponiéndonos una revancha. Nosotros orgullosamente aceptamos.

La chica del secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora