Capítulo Treinta y Cuatro

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(T/N) estudió su lujoso dormitorio en Halstead Hall. Había conocido el lujo en el pasado, pero eso se hallaba en otro nivel.

Las cortinas eran de damasco, la cama enorme y con dosel, la repisa de la chimenea de mármol y una cómoda victoriana adornaba la pared más alejada. La vista del ventanal era, por supuesto, la mejor de la casa, mostrando toda la zona ajardinada y boscosa de la parte posterior.

Ese dormitorio y el salón adyacente abarcaban los aposentos tradicionales de la marquesa de Easterbridge. Las habitaciones del marqués se encontraban en la puerta de al lado. Sabía que la intención de Karma era persuadirla cuanto antes de ir allí.

El hecho de que el acuerdo post-nupcial aún no se hubiera firmado le había dado un respiro. Pero había recibido noticias de su abogado y sabía que Karma, desde la boda de Kaede una semana atrás, trabajaba con diligencia para que dicho acuerdo se finalizara.

Por suerte, se había mantenido lo bastante ocupada como para evitar pensar en ello y apartarse del camino de Karma.

Sus superiores en Lansing's ya habían arreglado el tema de su traslado permanente a las oficinas de Londres. Al parecer quedaron fácilmente impresionados por la riqueza y el título de Karma y por los contactos sociales y de negocios que ambos implicaban.

Sabía que él pasaba bastante tiempo en Nueva York ocupándose de sus intereses empresariales. Que también él tenía que acomodarla en su vida.

Miró el reloj y decidió bajar para un almuerzo tardío. Karma seguía en Londres por importantes cuestiones de trabajo.

Giró por el pasillo y, al ver que la madre de Karma iba en su dirección, se preparó para el encuentro que iba a producirse.

La marquesa viuda se había ido de la casa al fallecer su marido, ofreciéndole Halstead Hall a su hijo como residencia principal mientras ella permanecía principalmente en una casa en Londres próxima a la zona de Knightsbridge.

Pero ese día había ido de visita y por su expresión, el encuentro le causaba tanta sorpresa y desconcierto como a ella.

La marquesa viuda inclinó la cabeza en gesto de saludo al mismo tiempo que lo hacía (T/N).

- ¿Estableciéndose y adaptándose? - no esbozó una verdadera sonrisa.

- Sí, gracias.

- Querrá hablar con el chef sobre el menú para la cena que se celebrará la semana próxima – dijo la otra mujer, deteniéndose -. Y el ama de llaves, la señora Brown, necesita indicaciones acerca de cómo quiere que le organice su espacio de trabajo. Creo que unas cuantas invitaciones sociales aguardan su respuesta.

(T/N) pegó una sonrisa en el rostro.

- Espero con ganas reunirme con la señora Brown mañana.

- Excelente.

- Hablaré con el chef.

- No está acostumbrada a cómo llevamos las cosas en Halstead Hall.

- Sí, no puedo negarlo – costaba cuestionar la realidad.

- Una compresión importante.

- Una de muchas, espero.

La marquesa viuda continuó su camino y las dos se cruzaron como dos barcos con los cañones preparados pero conteniendo casi todo el fuego... al menos por el momento.

Como si el destino quisiera provocarla, al bajar las escaleras se encontró a Neyleth.

La otra pareció incómoda.

- Buenas tardes.

- Buenas tardes.

- Acabo de llegar. He venido a pasar el fin de semana a Halstead para recoger algunas de mis cosas y tengo planeado marcharme mañana.

La hermana de Karma comprendió que sus palabras podían tomarse como que se marchaba en cuanto (T/N) se había ido a vivir a la casa.

<<¿Qué puedo decir que no pueda malinterpretarse?>>, pensó.

Percibía que Neyleth no le era tan hostil como su madre, sino que toda la situación le resultaba incómoda y extraña.

No podía culparla. Rara vez se habían relacionado. (T/N) manifestó el primer pensamiento pasablemente sensato que se le ocurrió.

- Aún tengo que descubrir una sala de arte en la casa.

- No la hay – explicó Neyleth.

- ¿Nunca tuviste una? - preguntó (T/N) con curiosidad -. Con tu profesión...

- Ejecutaba la mayor parte de mi trabajo en el exterior y luego me llevé casi todas mis cosas al trasladarme al piso de Londres. Mi madre no aprobaba el diseño grá... - Neyleth calló.

Le alegró descubrir que no era la única persona en recibir la desaprobación de la madre de Karma.

- Entonces, puede que yo cree que una sala. Estoy segura de que los Akabane más jóvenes la apreciarán.

Al parecer de sí misma, Neyleth mostró un destello de interés.

Para su asombro, ese gesto positivo animó a (T/N). después de todo, ambas desarrollaban unas profesiones artísticas y quizá los siguientes dos años no resultaran tan malos como había temido.

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Continuará.................

sᴇᴅᴜᴄɪᴇɴᴅᴏ ᴀ sᴜ ᴇsᴘᴏsᴀ [ᴋᴀʀᴍᴀ ᴀᴋᴀʙᴀɴᴇ x ʀᴇᴀᴅᴇʀ] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora