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Lo veo desde muy lejos, pero aún así siento su soledad. Es de las peores soledades, no carnal, sino de alma. De las soledades que te hacen insensible. Donde un beso no cambia nada, y cada absurda salida al balcón te hace parecer que sí. Donde cada paso; perezoso, sin prisa alguna, débil; cuenta y te hace pasar menos horas encerrado en ese incómodo lugar que se disfraza de hogar.

Empecemos por ese lugar, por esas cuatro paredes, sin otro fin que encerrar momentos que parecieran no importarles a ninguno de los dos que los marcan. Pareciera no ser suficiente para lo que debería ser, pareciera no prometer nada bueno, nada diferente. Pareciera no importarle que una familia está pisando su estructura, una familia infeliz, marcada por una rutina obsoleta, que fué arrebatando la sonrisa de sus rostros. Pareciera no darse cuenta de los cigarrillos tristes que salen y no vuelven a entrar. De que estas personas pasan mas tiempo del que deberían en su interior.

Hablemos de esta silueta azulada, este hombre con ojos de nada que ven lo mismo todas las tardes, a todas las horas y que en cada cigarrillo encuentra una nueva oportunidad de salir a ver si algo cambió, para luego llevarse la decepción de ver que todo está igual de cuadrado e incoloro.
Imaginemos todos esos sueños que deben querer moverle los pies, hacer que bajen de una vez por todas esas escaleras, hacer que su sombra se proyecte en nuevos lugares, hacer que sus manos toquen nuevas cosas, hacer que su corazón vuelva a sentir, o de hincharse de verdadero amor.
Creemos una nueva vida, un nuevo escenario en donde él sea el héroe, en donde no le quede otra cosa que hacer que ser su mejor versión de el.
Veamos más allá de esa lúgubre camisa sin planchar que reviste a una forma desaprovechada, seca y no por el sol que no da a la hora en que sale a fumar y ver la chispa llegar al filtro y a su cerebro, quemando el papel al igual que su integridad.

Espero algún día verlo en la tapa de algún periódico, triunfando en algo con completo amor. Espero verlo tocando la guitarra en algún escenario. Espero llamar a los bomberos, para encontrarme con la sorpresa de que el viene a salvar el día. Espero que me cuente alguna buena historia, un plan brillante o alguna anécdota inédita el día en que me recargue de valor para cruzarme a hablar con él. Espero verlo enseñando en algún jardin.
Sin soñar, espero poder ver alguna chispa en sus ojos, al mirar a algún punto. Espero que vea algo que le cambie la vida, algo que le haga recordar que esta pisando la tierra y no para consumirse en ella, sino para cambiarla. Espero no irme algún día y no volver a verlo más. Tengo ganas de creer que no se convertirá en un simple recuerdo gris, que estas letras no serán todo lo que lo inmortalice.
Pero si soy sincera, sé que tal vez lo único que recuerde (y conozca) de él; serán los cigarrillos que veía desgastarse en su mano, y esa vida monótona que se leía en su cara teñida de sombras.

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⏰ Última actualización: Sep 19, 2018 ⏰

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Hombrecito sin tristezasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora