Capítulo 2

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Al día siguiente, estaba en la calle, me llamaron de mi "trabajo" así que volteé a mi alrededor para ver si no había nadie y después contesté. Me dijeron que tenía que ir rápido y me dieron la dirección de a dónde ir, así que salí corriendo al lugar y ahí me dijeron que iba a empezar mi entrenamiento.

Mi trabajo era estar en "El otro lado". Eso se trataba de transportar drogas, pero los del gobierno nos atacaban con armas y golpes.

Había un muchacho que fue el que me llamó al principio, sus ojos eran verdes, con una sonrisa persistente, era alto como del tamaño de William era demasiado apuesto, tenía un poco de músculos y estaba sin camisa y sudoroso, con el cabello color rubio como el sol con partes de luces más oscuras, con unos labios delgados, pero una boca grane.

Cuando me vio me miró demasiado y no me quitaba la mirada de encima me había incomodado y en eso se presenta.

—Hola mi nombre es Josmar ¿Y tú eres?

—Hola soy Daniela mucho gusto —le dije con una sonrisa un poco apenada.

Nos estrechamos la mano. Su mano estaba suave, era como tocar un trasero de bebe. Lo miré y me sacó una sonrisa. Se puso su camisa color roja sin mangas.

—Bueno Daniela déjame decirte que yo soy tu maestro de entrenamiento de ahora en adelante.

Cuando lo vi parecía gentil, lindo. Pero el primer día entrenamiento fue muy duro estuve muy cansada, él se sentó a lado mío, cuando acabó la práctica.

—¿Estás cansada? —me dijo casi riendo.

—¡¿Qué no es obvio?!

Josmar sólo sacó una pequeña risita y me reí con él. Él se levantó y me dijo que ya me podía ir a mi casa, que él me hacia el favor de llevarme. Y acepté porque estaba muy lejos mi casa de la EO. Llegamos a mi casa y William estaba apenas saliendo, él me vio con Josmar y puso cara de curiosidad, me bajé rápido y fui hacía William en eso arrancó Josmar el carro y se fue.

—¿Y ese quién era?

—Un compañero de trabajo.

—De acuerdo.

Al día siguiente que fui a la escuela.

Un muchacho me preguntó a dónde estaba la clase de física. Cuando lo vi me quedé muda era de ojos azules su cabello era color negro, alto y delgado, era muy guapo, con una sonrisa igual de hermosa que Josmar, con labios delgados y una boca grande, y unas pestañas hermosamente largas.

Yo le respondí señalándole con mi dedo índice un salón que estaba atrás de él. Sólo me dio las gracias después me preguntó mi nombre.

—¿Cuál es tu nombre?

—Soy Daniela ¿Y tú?

—Jake soy Jake.

—Eres nuevo en la escuela ¿Verdad?

—¿Se nota mucho? —se sonrojó.

Les sonreí y asentí con la cabeza. Después de ese día se me acercó demasiado, todos los días me buscaba. El conoció mi historia, con quién vivía y a dónde vivía y yo conocí las de él, al menos eso creía. Estábamos en el recreo, justo en el domo de la escuela sentados en una banca.

—Cuéntame de ti.

—No hay mucho que decir de mí en realidad —dije algo incómoda.

—¿Con quién vives?

—Con mi novio.

—¿Perdón? A los doce años. ¿Cómo es posible eso? ¿Cómo es posible que tus padres te lo hayan permitido?

—En realidad es que, no vivo con mis padres desde hace ya cuatro meses ellos me abandonaron, vivo con mi novio, a él lo conozco desde que soy pequeña. Y sus padres murieron en un accidente de auto, ni él ni yo tenemos padres, sólo nos tenemos el uno con el otro. Ya sabes todo de mí, ahora tú dime algo de ti.

—Bueno no tengo padres, soy hijo único y vivo con un amigo de mis padres, mis padres murieron igual en un accidente de auto. Y pues vivo con el amigo de mis padres desde hace puf, ¿nueve años quizá?

—Esto es muy triste.

En eso suena el timbre de la escuela y él se va a su clase y yo me voy a la mía.

Ese mismo día, Cuando fui a la E.O en la tarde. Josmar me dio fotos de las personas que fingían ser alguien más para vigilarnos y en una de esas fotos vi a Jake. Cuando lo reconocí, en seguida le dije a Josmar él se sorprendió mucho y a mí se me había hecho muy raro desde el principio que una persona que acaba de conocer me buscara demasiado.

Me sentí decepcionada.

—Daniela tienes que saber esto, el nombre de ese muchacho es Jake y él es mi hermano, es un año menor que yo.

Me quedé muda pues Jake me había dicho que no tenía hermanos.

Josmar me empezó a contar sus historias nada que ver con las que me contó Jake.

Resultaba que ellos eran antes inseparables de niños. Siempre hacían todo juntos. Un día estaban los cuatro, sus padres y ellos dos en un carro, pero sus padres venían discutiendo. Y tuvieron un accidente el papá de Josmar chocó y sus padres murieron, Josmar tenía siete y Jake tenía seis, desde entonces estaban en un orfanato, pero eran tan rebeldes y traviesos que los corrieron.

A Josmar lo adoptó la EO, pero Jake no quiso y él se fue a vivir con el gobierno. Jake tenía siete y Josmar ocho, desde entonces ellos dos pasaron de ser mejores amigos a ser feos rivales. ¿Acaso algo de lo que me dijo era cierto aparte de su nombre? Me quedé con esa duda en la mente.

Primero su historia me desconcertó pues ser separado de tu familia es feo.

Al día siguiente Jake me volvió a buscar a la hora de salida lo vi y seguí caminando hasta un callejón solitario el me agarró del brazo y lo empujé, le dije que no lo quería volver a ver. Sentí asco, cuando lo vi, no quería saber nada, absolutamente nada de él.

—¡Eres un tonto! Me mentiste eres uno de los que me quieren matar, eres de los malos.

El me miró confundió y me agarró de los hombros, sentí su respiración demasiado cerca, me miró a los ojos y me dijo:

—No te dijeron lo que planea hacer mi hermano y su tropa ¿Verdad? Te conocí lo suficiente y sé que jamás estarías de acuerdo con eso.

Yo lo miré confundida. Y le quité sus manos de encima.

—Claro que me dijeron sólo debemos transportar drogas y listo.

—Es la EO, ellos son los malos ellos no quieren transportar drogas, quieren hacer algo que hará que acabe con la humanidad ya no habrá paz en la tierra. No se sabe cómo lo harán. Pero hay pruebas que quieren acabar con la humanidad.

Cuando me dijo esas palabras sentí un hueco en mi corazón, sentí que me estaba poniendo pálida. Yo no quiero acabar con mi raza humana. Pero jamás me contaron de eso, no puede ser posible. No lo creía. Pero su mirada me convenció. Esos ojos azules me dieron una seguridad muy grande.

—¿Qué quieres que haga ahora?

—No te preocupes te llevaré con el gobierno.

Me metió a su carro y llegamos a una casa muy grande de paredes blancas y puertas negras. Tenía una puerta que se deslizaba y había unos guardias en la puerta. 

El Rescate de la HumanidadWhere stories live. Discover now