alas

4 1 0
                                    

Siempre he plasmado el dolor en letras, desde que la poca cordura que me queda alcanza a recordar. Hablamos a veces de muchas cosas sin tener idea, cosa que me da bastante rabia y que por suerte no todos lo hacemos. 

Recuerdo como empezó todo, si te soy sincera de la primera persona me olvidé, no era tan importante. 

Le gritaba al mar a gritos que me llevara, que quería que cada una de sus olas me acariciarán el rostro y me tragarán, ya que yo no me atrevía a lanzarme en sus brazos. El primer pensamiento apareció solo, inundando cada milímetro de mi cabeza y susurrando a mi oído que ya estaba aquí, que todo saldría bien, nada salió bien, después de ese hubieron muchos más. La primera persona que me besó tenía cicatrices desde los tobillos hasta su cuello, yo estaba igual, sólo que en mi interior, sus ojos estaban llenos de cristales, caían con cada paso que daba, yo los pisaba. Tuve muchas noches abrazada a la soledad después de eso, no supe cuidarla, yo no sé cuidar a nadie. La tercera vino aún con más fuerza, esta me abrazó y luego se echó a correr, me quedé mirando, si te pensabas que iba a salir corriendo detrás estabas equivocado,  se llevó el pequeño trozo de esperanza que me dejó la anterior, se podría decir que se lo regalé, ya que ni siquiera me lo pidió pero pensé en dárselo pero qué importa ya, es suyo. La cuarta persona me dijo que me salvaría, lo recuerdo perfectamente porque las noches de soledad se convirtieron en pura compañía, hubo ilusión, tarde pero hubo. Combinaba mi dolor con ganas, daba igual el color, a él le quedaba espectacular, lo rompí. Las noches de compañía se convirtieron en soledad para él y arrepentimiento por mi parte. La quinta, qué decir de la cuarta, estuvo presente en todas las anteriores, pasándome el humo que entraba a mis pulmones, compartiendo libros y unos de mis sonidos favoritos, se aprovechó de mi cuerpo, deje de compartir humo con él, empecé a compartir rabia y sinceridad. Está vez rompió él pero para mi sorpresa no me afectó lo más mínimo. Al poco tiempo llegó alguien, joder que si llegó, revolvió todo lo anterior, me hizo creer que dejaría de romper, rompí, a llorar, como nunca antes lo había hecho. El sonido de su guitarra retumba en mi cabeza cada noche, sus palabras me dieron el vuelco más inesperado, esta vez fui yo quién abrazó, me daba igual lo poco que quedaba de mí, me importaba lo mínimo que no pudiera con ello, lo abracé, hay quien dice que me levantó de lo más bajo, que me hizo subir a lo alto pero que acabé bajando paso a paso mirándole a los ojos, luego me fui. Se podría decir que estoy perdida en un bosque, a veces me lo encuentro, él no me ve, yo le escribo desde la copa más alta de mi árbol favorito, quizás estoy esperando que se de cuenta de que estoy arriba y que venga a buscarme, han pasado muchas noches, estoy ahora más atenta al pelaje de un lobo que aulla a la luna, dime, tú que lo sabes casi todo, ¿qué parte tomarás en esta historia? Y ahora te digo otra cosa, la primera persona era yo.

Atado SuicidioWhere stories live. Discover now