Capítulo 26: Esta vez sí, ¡Feliz cumpleaños!

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Pero yo estaba lejos de tener sueño, mi cuerpo estaba lleno de energía y los recuerdos de aquel prado no dejaban de bombardear mi mente.

Mis hermanos, ya tenía ganas de conocerlos de verdad, de saber cómo eran y que les gustaba, sobretodo con Fuego, algo me decía que me lo iba a pasar muy bien a su lado.

Al final no pude más y me levanté de la cama, di vueltas por la casa rememorando historias de este lugar para intentar despejar mi mente de magia. Pero había pocas historias que rememorar.

Algo muy importante había pasado hoy, tras muchas dudas de si era o no el elemento, me había activado. Me sentía extrañamente diferente. Casi todo era igual, pero algo dentro de mí había cambiado, ahora parecía estar más lleno, como si tuviese una fuerza extra. Y claro que lo tenía, se suponía que podía controlar el agua.

Eso me dio una idea, entré en la primera habitación que encontré y fui directo hacia el baño. Era una de las tantas habitaciones para invitados inservible, todos los baños disponían de bañeras hidromasaje de tamaño gigantesco, eso me vendría muy bien.

La llené hasta la mitad y me concentré en ella, el agua estaba tan trasparente que incitaba a meterse. Pero no estaba aquí para darme un baño, tenía que hacer algo con el agua, demostrarme a mí mismo mi poder.

Algo me hacía concentrarme en eso nuevo que había en mi interior, como una fuerza en mi pecho o una… ¿gota? Sí, era como si tuviese una pequeña gota de agua dentro de mí. Sé que es una tontería, el cuerpo humano es, casi en toda su proporción, agua. Pero era así como me sentía, como si una gota de agua magia se hubiese posado en mi interior.

Solo tenía que concentrarme en ella, en su poder y en lo que me hacía sentir. Cerré los ojos y acerqué mis manos a la bañera, pronto estas quedaron completamente sumergidas.

Era extraño, no recuerdo haberlas acercado tanto al agua. Abrí un poco los ojos y efectivamente, no era yo el que se había acercado al agua, era el agua que se había acercado a mí. Había llenado la bañera hasta casi sobresalirse por el borde.

Saqué las manos hacia atrás y me separé todo lo posible del agua. Yo había hecho crecer el agua, igual que Eve lo había hecho con la cañería. Me sentía muy orgulloso de mi mismo por lo que había conseguido, pero sentía que podía hacer mucho más.

Esta vez desde lejos, me concentré en una parte del agua y la obligué a moverse con mi mente. Una bola del tamaño de un balón de fútbol, estaba suspendido en el baño de invitados. Guié la bola con la mente hasta el lavabo y la dejé caer suavemente.

Repetí ese proceso hasta dejar la bañera con el agua justa para un baño. Me quité la ropa y me sumergí para poder relajar cada parte de mi cuerpo que parecía no querer irse a dormir.

Era infinitamente más increíble sentir el agua ahora, era como si fuésemos uno, sentía cada parte de ella y me movía a su mismo ritmo.

Decidí disfrutar del baño y dejar lo experimentos para más adelante. Y al final el agua cumplió con su cometido, me relaje lo suficiente como para ser capaz de llegar hasta mi habitación y tumbarme al lado de Eve.

El sol entraba por las ventanas como si no hubiese brillado en su vida. Cogí lo primero que tenía a mano y me tapé la cara con ello. Era una almohada y me costó varios segundos deducir que si tenía la almohada de mi acompañante en la cara, es que ella no estaba en la cama. Abrí los ojos y efectivamente, así era, otra vez me despertaba solo en la cama.

Me giré y miré el resto de la habitación, no me extraña que se hubiera levantado, eran las doce del medio día, había dormido hasta muy tarde.

Saga Elementos III: AguaWhere stories live. Discover now