Another Way

UNA CIUDAD

Era una ciudad fría, pero me abstengo de decir desolada, adjetivo que suele acompañar a este tipo de descripciones, era más bien una ciudad con demasiadas personas, tal vez más de las que debería tener, no era en absoluta silenciosa, siempre había ruido, el sonido de los autos, el bullicio de las personas, la música de los bares, definitivamente era un ciudad viva, con sus luces y el vibrar de las personas, cada edificio, cada casa tenía vida, sin embargo que estuviera viva no significaba perfección inedita, sus calles no eran las más limpias y sus habitantes no eran los más cordiales, era una ciudad un poco hipócrita, mostraba una belleza atenuante, pero al ver más allá lograbas distinguir que era una belleza aterradora, fría, y en definitiva vacía, era una ciudad sin alma, carente de personalidad, no carente de vida, pero si desprovista de espíritu, era tal vez lo más falso que alguien ha visto. O tal vez no, tal vez me equivoco, porque la mayoría de las ciudades son así, y esta ciudad no era la diferencia, y debo decir que no era una ciudad tan escencial como para ser nombrada constantemente, pero tampoco era tan banal como para no ser nombrada, aún así no me resisto a decir que era una ciudad que después de conocerla era imposible no amarla, aún con sus fallos, con su ruido e hipocresía, con su constante cambio climático y con el malhumor de sus habitantes, como dije era una ciudad fría y sus personas lo eran también, pero había algo, algo dentro de la ciudad, dentro de sus casas y edificios que proveía calor, tal vez era su historia, que mostraba el color de la guerra, de la mentira, de la sangre derramada, un calor que llegaba a quemar, o era su cultura vigoroza, potente y retumbante que te proveía un calor que te devolvía la vida, aun no descubro que brindaba dicho calor, pero vaya que cualquiera daría media vida por caminar por sus no tan tranquilas calles.