Tomé el papel y rápidamente lo desenvolví:

Para el consejero Albert Burhant.

Estimado consejero, al informarme que debía ir con la legión del quinto acuartelamiento como único médico a cargo del bienestar de su majestad, supe en ese instante que la misión que se me encomendaba representaba un riesgo no sólo para mí vida misma sino para el rey.

El viaje fue complicado desde un inicio, la legión avanzó a caballo a primera hora de la mañana, entre el viento y los relieves que constituyen la región donde se encuentra localizado el quinto acuartelamiento fue difícil avanzar. Se dictó acortar el camino tomando como nueva ruta las montañas que conectan el estado de Velkan con Citria. Después de siete horas de camino llegamos a las instalaciones del tercer acuartelamiento donde tuvimos que abandonar los caballos y cambiar nuestras prendas por otras de un tono más oscuro pues debíamos caminar varias horas durante la noche. Sabíamos que venir sin ninguna idea de su localización exacta era una locura, porque incluso el mensajero tenía dudas del como avanzar pues el ejército de cromenia ya ha pisado tierras nacionales y era posible que en Citria encontráramos soldados enemigos mucho antes de poder rescatar al rey.

Llegando los primeros rayos del sol, el mensajero alerto que aquel lugar era el sitio de encuentro que el pacto con el consejero Maximo Kasen, mis compañeros sugirieron esperar a la oscuridad para poder buscar al consejero, pero justo cuando entrábamos al bosque para ocultarnos de las miradas curiosas nos encontramos con un hombre fornido, alto y bien vestido, un poco sucio, pero lo importante fue que la legión lo reconoció. El hombre en cuestión era la mano derecha de su majestad, la persona a quien buscábamos, por supuesto jamás había tenido el placer de conocerlo, pero la legión me informó inmediatamente de su posición en el Palacio.

Supimos que el rey estaba cerca de nosotros, cuando el capitán le hizo unas cuantas preguntas al consejero sobre la salud del rey, él contestó que estaba débil y que había perdido bastante sangre, pero que por ahora seguía con vida. La legión le hizo saber que yo había viajado con ellos para asistir al rey, entonces el consejero se mostró más aliviado, pero aun así preocupado como todos en el reino.

Caminamos alrededor de tres kilómetros hasta llegar a una cabaña en ruinas muy lejos del pueblo más cercano, el lugar tenía un fuerte aroma a humedad, era sin duda un sitio inadecuado para alojar a un hombre herido, pero si se habían atrevido a quedarse ahí, era porque su vida corría más riesgo afuera. Tres hombres se quedaron en el exterior para vigilar el perímetro, dos más vigilando la puerta y el camino, mientras que el capitán entró junto con el consejero y yo, entramos apoyar al rey.

Nuestro soberano estaba recostado sobre una tela en el piso, su torso estaba totalmente descubierto y un trozo de tela le cubría el hombro, el pecho y parte del brazo. Gracias a la ayuda del consejero pudimos darle la vuelta a su cuerpo, para poder revisar su herida.

Por la debilidad que sufría a causa de la pérdida de sangre y la falta de alimentos era inevitable que su cuerpo adquiriera una infección que le produjera una fiebre insoportable. Inmediatamente abrí y saqué mi material quirúrgico, antibióticos y demás cosas. Se procedió con la desinfección de la herida y posteriormente se suturó de forma adecuada la herida que fue provocada por un artefacto punzocortante. Se le administró un antibiótico que debía bajar la fiebre y fue solo cuestión de horas para que el rey despertara y estuviera consciente de lo que ocurría. Sin duda aún se encontraba débil y como médico fue mi deber informarle que no se encontraba en condiciones de viajar debido a su fatal estado de salud, pero fue decisión de él continuar a pesar de ello.

Por ahora volveremos al tercer acuartelamiento y en cuanto lleguemos está carta será enviada hacia el Palacio, espero poder persuadir al rey para que descanse al menos unos días en ese lugar. Aunque pueda mantenerse de pie, puede recaer si no tiene los cuidados adecuados. Mi única recomendación cuando el rey pise el palacio es que descanse e ingerir alimentos fuertes en hierro para evitar una anemia inminente. Sin más que decir por el momento me despido.

Amor De CristalWhere stories live. Discover now