Carta número 1.

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Juliet se sentía mal. Tenía entre sus manos una carta que no le pertenecía, pero le picaba demasiado la curiosidad como para haberla dejado donde la había encontrado.

Había ido a ver a su madre al cementerio, y a unos metros de su tumba, un grupo de personas estaban enterrando a un ser querido. Mientras Juliet hablaba con su madre, la ceremonia del entierro transcurría, y cuando por fin todos los parientes habían abandonado el lugar, un chico de apróximadamente su edad, había dejado una carta contra la lapida.

Juliet se avergonzaba de haber ido hasta la tumba. Elizabeth Green. 1996-2014. Rezaba la lápida. La muchacha se había agachado, y tras asegurarse de que nadie la estuviera observando, se la guardó en el interior de su fina chaqueta.

Una vez en casa, muerta de la curiosidad, no estaba segura de como debía sentirse tras comenzar a leer.

<<Querida Elizabeth:

Estaba seguro de que sería capaz de perdonarte todo. Cualquier cosa. Golpes, peleas, mentiras, incluso infidelidades. Pero no me puse a pensar en esto. ¿Realmente seré capaz de perdonarte algún día esto? ¿Me perdonaré a mi mismo, por no haberme dado cuenta de cuán rota estabas por dentro? ¿Por no haber descubierto todos los secretos que escondías tras tu sonrisa? No lo creo.

Supongo que imaginarás mi reacción cuando entré en nuestro baño y te vi bajo el lavabo bañada en un charco de sangre. No respondías, y fui presa del pánico. Escuché decir a unos cuantos médicos que, si hubiera sido más rápido, tal vez te hubieras salvado. No sé qué pensar. Si estuvieras aquí, podrías aclararme las dudas a besos y caricias. Pero ya no estás.

Voy a volver a vivir con mis padres. Ya he dejado el piso. Me recuerda demasiado a ti. Aunque debo confesar que me he llevado el frasco de colonia que tanto te gustaba, y también el vestido amarillo canario que te ponías en verano y que tan bien quedaba con tu tono de piel.

Tengo que dejar de llamarte, pero es casi imposible. Es la única forma de escuchar tu voz. Prometes que me devolverás la llamada más tarde. Sigo esperando, pero la llamada no llega.

No sé por qué lo hiciste. Joder, Eli, ¿por qué mierda me has hecho esto? Me siento culpable. Yo te quería. Te amaba. ¿Qué digo? Todavía te amo. No voy a poder superarte. Lo sé. Me has destrozado la vida.

Pero, bueno, supongo que sí. Esto también te lo perdono.>>

Cartas a una muerta.Where stories live. Discover now