Septiembre

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"Atrapado o exiliado. Atascado en un recuerdo amargo y desterrado de un dulce vivir. O tal vez sólo deambulando en un rincón".                                                                   

El pronóstico del clima que dieron en la radio decía que los primeros días de septiembre serían lluviosos, a pesar de esto no salí con un paraguas o algún impermeable. Las calles estaban solas nadie se animó a salir ese jueves por la noche. Estaba solo caminando por el vecindario. Poco después comenzó a lloviznar.

En aquella casa azul viven, o vivían, la señora Graciela y sus hijos; en la casa blanca con rejas negras don Ortiz y sus hijas; en la casa de dos pisos de la esquina había un café-internet, mi papá me contó que el señor López lo cerró porque ya no tenía quién lo ayudara a atenderlo; y en la casa con bonito jardín vendían helado los fines de semana. Puedo recordar a la mayoría a pesar de no saludarlos por las mañanas o hablar con ellos por las tardes, me pregunto si me recuerdan o si algún día, como lo hago hoy yo, por su mente pasó aquel solitario hijo menor del señor Bruno.

También están las casas de mis antiguos amigos del barrio con los que, de pequeño, me reunía para jugar casi todos los días llegando al punto de pasar más tiempo en la casa de los otros que en la propia. A veces me encuentro a alguno por la calle y al reconocernos sólo cruzamos miradas para luego seguir caminando. A veces no estoy seguro si me recuerdan.

Aunque lo que más recuerdo de los últimos diecisiete años es el sentimiento de ir manejando bicicleta y de repente caer al suelo con fuerza, tan impredecible que no te das cuenta el cuándo, el cómo ni el qué te golpeó con tanta fuerza como para hacerte caer. Así fue su muerte, tan repentina como jugar con tus amigos en la calle ver una ambulancia a la distancia y darle paso libre seguirla con la mirada y esperar que desaparezca calle arriba pero no, observarla parar al frente de tu casa y ver a tu mamá desplomada en los brazos de tu hermano con tu papá detrás de ellos, sientes como si el tiempo y tu vida nunca volverían a correr al mismo ritmo.

El impacto de la caída causó que ni ese día ni los restantes volviera a jugar ni en esa calle ni con mis antiguos amigos. La muerte no sólo se llevó a mi mamá, se llevó el balón, las calificaciones, el colegio, las amistades, la playa y los ánimos de salir de casa.

Pero estos últimos meses he pensado que la muerte sólo tomó sin permiso a mi mamá, lo demás se lo regalé yo. Sin darme cuenta le di casi todo.

Y ahora miro las estrellas desde la calle y no desde una foto o la pantalla del televisor y si les soy sincero nunca las había visto tan hermosas. Ni en los textos que me daba mi tutor de Ciencias  que parecía más un personaje de un libro que una persona. Aquel hombre un día me dijo que lo que muchas veces vemos brillar en el cielo no es más que la luz de alguna estrella, muerta hace años, que apenas está llegando hasta nosotros, lo que vemos es el fantasma de lo que alguna vez fue una estrella. Mi profesor de Ciencias decía que había personas que podían quedarse largas horas mirándolas como lo más hermoso en el cielo sin saber que sólo ven el pasado con ojos de enamorado.

Ahora la llovizna se convierte en la anunciada lluvia de los primeros días de septiembre. Avanzo unas cuadras y diviso el gran árbol de la esquina próxima a la avenida que me hace pensar en el árbol del patio de la casa, en las veces que jugaba en él con mi hermano y tomábamos la tarea de recolectar mangos para comer en la tarde hasta que mamá nos avisaba que el almuerzo estaría en la mesa en diez minutos que nos bañáramos y cambiáramos para comer. En ocasiones miro ese viejo árbol, seco hace años, y deseo volver a esos tiempos no por la emoción que sentía al escalar entre las ramas del árbol ni la comida de mamá. Creo que sólo extraño la felicidad de aquellos tiempos. Esa felicidad que te hace sonreír con bella naturalidad.

Me detengo en la esquina debajo del gran árbol. El semáforo. Amarillo. Rojo. Amarillo. Verde.

Cruzo y le sonrío a la lluvia, a las estrellas y a las luces blancas que se mueven desordenadas en la carretera.

































































No taban redi pa sto?

¡Buenas tardes o noches o días! En esta ocasión les traigo este relato que vendría siendo el segundo que escribo en todo el año (:D)

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¡Buenas tardes o noches o días! En esta ocasión les traigo este relato que vendría siendo el segundo que escribo en todo el año (:D). Perdón si encuentran errores que sinceramente  no he revisado muy bien.

¿Entendieron todo?

¿Qué piensan que pasó al final?

¿Qué les pareció este relato? (¿qué les gustó y qué no?)

¿Les gusta el agua?

Bueno, eso es todo. Muchas gracias por leer ^^🧡🧡

Los que perdieron el tren al olvidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora