—Volveré lo mas pronto posible—aludió besando mi frente

Estaba tan inmersa en mis pensamientos y en mi decepción que no lo escuche cuando me dijo que debíamos irnos de ese lugar, tomo mi mano y me llevo de vuelta a los pisos inferiores.

—¿Estas enfadada?—su voz se escucho áspera, pero esa palabra no fue precisamente lo que sentía.

—No—respondí, pero al momento de articular esa pequeña palabra dimos vuelta hacia el pasillo principal, el que llevaba a nuestra habitación y al mirar hacia el frente vi a un par de hombres llevar sobre sus hombros algunos baúles, era su ropa. Ver eso me hizo preguntarme cuanto tiempo necesitaría para su viaje.

Lo mire de reojo y al hacerlo lo vi abrir los labios como si deseara decirme algo, pero un segundo después los cerró inmediatamente.

—Sus majestades—pronuncio la condesa con elegancia mientras ella y mis damas de compañía realizaban una reverencia. Imagine que habia sido ella la razón por la cual no habia dicho nada al final—las piezas que solicito han sido empacadas en los baúles tal y como ordeno, el mayordomo mayor me expreso que solo falta el equipaje de su oficina para que pueda partir.

—Condesa podría hacerme el favor de comunicarle al mayordomo mayor que también añada los mapas de la frontera que se encuentran en la biblioteca—solicito en cierto tono serio—lleve a las demás damas para que ayuden a buscarlos, la verdad no recuerdo exactamente donde los vi y la biblioteca es muy grande para que solo el mayordomo y sus asistentes los encuentren antes de que me vaya.

—Por supuesto su majestad—la condesa se levanto de su sitio y ella y mis damas se hicieron aun lado para que William y yo pasáramos. Escuche sus tacones presurosos detrás de mí y al echar un vistazo observe que el pasillo habia quedado vacío, sin embargo, él continuo hasta adentrarnos en la habitación la cual se encontraba a oscuras.

Al cerrar, William se colocó frente a mí, acorralándome entre su cuerpo y la puerta. Puso sus manos tras mi cabeza y me atrajo hacia él. Me beso desesperadamente y sus manos se movieron ágilmente por mi cintura para aprisionarme aún más.

—Habia deseado hacer esto desde hace mucho tiempo—musito con la respiración entrecortada, no pude responder a eso estaba tratando de asimilar sus palabras. Continuó besándome, pero esta vez alzo mi cuerpo en el aire llevándome hacia la cama.

Cuando cumplí los quince años, Jane me habia hablado sobre el como una mujer lograba concebir un hijo, aunque hablar sobre esos temas a nuestra edad era sumamente inapropiado, la escuché, pero más que por curiosidad preste atención porque quería saber más acerca del como el amor tenía la capacidad de crear vida. Ella dijo que los besos, llevaban a las caricias y estas los conducían a mostrarse ese afecto estando desnudos, que el cuerpo actuaba por simple instinto, pero que aquel acto era el símbolo mas hermoso de amor que una pareja podía demostrarse.

No tenia idea de como mi cuerpo actuaria frente a los ojos de William, pero lo que si sabia y de lo que estaba segura es que quería demostrarle cuanto lo amaba.

Coloco con cuidado mi cuerpo sobre las sabanas sin apartar la mirada de mí, sus ojos apenas eran visibles en la oscuridad, pero sentí su mirada puesta sobre mí. Coloco su cuerpo a mi lado apoyándose sobre su brazo derecho y desde ahí volvió a besarme, esta vez sin prisa, lo hizo tiernamente mientras sujetaba con firmeza mi cintura sobre mi costado. Eleve mi mano hacia su cuello para rozar la punta de mis dedos con su piel y de ahí subí hacia su cabello, donde enrosque mis dedos para evitar que se apartara.

Tenerlo de esa forma despertó en mi una extraña sensación en mi entrepierna, era un calor sofocante que me exigía a gritos lo que Jane me habia descrito, tenía la necesidad de apartar los milímetros de tela que seguían separándonos, pero ¿Cómo decírselo? ¿Qué pensaría de mí?

Amor De CristalWhere stories live. Discover now