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15:57 PM.
EXTERIOR DE LA CASA DEL SR Y LA SRA LEE.

—¡Dean!—.

Las piernas de Adam temblaron, y su color desapareció del rostro al ver que ahora aquel animal le observaba, quiso chillar por el miedo cuando el animal se le arrojo, sin embargo, Draco no se quedo quieto y también salto a defenderle, Adam no podía moverse por el terror, pero tampoco podía quedarse quieto, él tenía que hacer algo, aún más cuando Dean también atacó al lobo, aún en su muy mal estado.

Armas.

Fue lo que recordó Adam al ver el rostro suplicante de Dean, corrió hacía el interior de la casa ignorando a su padre, madre y a Catriel, por primera vez.

Alboroto los cajones dejándolos caer hasta conseguir el arma, tratando de cargarla, y de recordar como su padre le había explicado cuando era un niño si es que alguien se metía por tratar de robar.

—Adam, ¿Qué estás pensando?—.

—Cuiden a Catriel por mi—.

El grito aterrado de Catriel lo saco de sus pensamiento, allí estaba el lobo, caminando en el patio, trago saliva, no tenía balas de plata pero estas debían ser suficiente como para espantarlo, o eso quería creer.

Tomando aire apunto, el lobo se acercaba, sus manos temblaban, él jamás había tenido que jalar del gatillo, y hacerlo, para salvar a los presentes era aterrador.

Y el primer disparo sonó, no siendo él el causante, observo el arma unos momentos, y volteo a su padre.

—Las armas son lo mío Adam—.

Asintió pasando saliva, bajo el arma y sintió el tirón en sus pantalones. Catriel.

—Allí—.

Observo donde apuntaba el menor, lo observo confundido, pero éste insistía, con miedo apunto en una de las patas del animal, disparo cerrando los ojos fuertemente y éste aulló de dolor para buscar una salida y tratar de alejarse rápidamente, su padre le había disparado más de una vez y no parecía tener efecto, hasta el disparo en su pierna, su padre lo abrazo en forma de felicitación y él dejo el arma en el suelo para correr afuera, buscando a Draco y a Dean.

Allí estaban, Draco chillando de dolor, y Dean quieto en el suelo tratando de llevar aire a sus pulmones, en su forma humana, su ropa rota y rasgada.

—¡Papá trae el auto!—.

Gritó corriendo hasta el medio de ambos, tomando la mano de Dean y dejando que la cabeza de Draco reposara en sus piernas, el miedo lo inundaba.

Para cuando trajeron el auto, hicieron un viaje doble, llevaron a Draco al veterinario, dejando a su madre y a Catriel allí, mientras que su padre y él esperaban a noticias por Dean.

Vagamente Adam recordaba que el hospital no ayudaría en absoluto a Dean, pero sus padres no podrían saberlo, así que estaban allí.

—¿Familiares de Dean Sidall?—.

—A-Aquí—.

Nervioso se acercó al doctor.

—Uno por vez—.

—Ve Adam—.

Asintió a su padre y entro silenciosamente, viéndolo recostado en la camilla, sus pasos lentos e inseguros se acercaron a Dean.

—¿D-Dean?—.

—No estoy muerto Adam—.

El nombrado casi chilló del susto, sin embargo tomo un suspiro y a su vez, la mano de su amigo.

—Por un momento creí que si sucedería, aquello fue horrible, millones de veces te dije que no hicieras esas estupideces, ¿Quien era y que quería?—.

—No tengo idea, pero hace un tiempo que les esta siguiendo—.

—¿A-A quienes?—.

—A Catriel y a ti—.

Adam negó con la cabeza, negándose a la posibilidad de que eso pudiera estar sucediendo.

—N-No, no puede ser así—.

—Pero lo es— Dolorosamente trato de levantarse, y Adam corrió a ayudarle —No tengo idea de porque, pero él no parece ser de los que se rinden fácil—.

—Pensé que podrías detenerlo—.

—¿No has visto como acabo conmigo? Era gigante, y yo… Soy una mierda de este tamaño—.

Achicó sus dedos tratando de demostrarle aquello. Adam mordió su labio sabiendo que él tenía razón.

—Esto es muy confuso, nosotros no hemos hecho absolutamente nada, ¡Ni siquiera hicimos lo de las películas! No vimos absolutamente nada que no hubiéramos debido—.

—No es por eso… Jamás lo había visto antes, lo que me hace pensar que… Podría estar buscando a Catriel—.

—No, no puede llevarse a Catriel, él es un niño bueno e inocente, n-no… ¡Dean, no!—.

—Deja de exagerar, solo ayudame a levantar, hay que buscar a Catriel y…—.

—¿Vas a protegerlo?—.

—¿Ah?—.

—Dean, ¿Vas a cuidar de Catriel?—.

Aquella mirada, los ojos de Adam, su desesperación, miedo y tristeza allí, hacía que Dean sintiera un dolor muy fuerte en su pecho.

—Los protegeré a ambos, desde ahora, y siempre—.

Así me cueste la vida.

No era el culpable.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora