23. EN EL BORDE DE LA TORRE

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Rigo era el más sereno de los tres, no me miraba a mí, sus ojos estaban fijos en el puesto de churros azucarados que su hermano había contemplado con anterioridad. Tal vez se reprochaba en sus adentros su imposibilidad para atender a los antojos de su hermanito. Estrella, por su parte, parecía asustada. Nos contemplaba con incredulidad con sus redondos ojos claros entornados y avivados, ora mirándome a mí, ora mirando a mi ángel. Y Ric... Bueno, su mirada estaba clavada en Férenc Briamzaius, a dos pasos cerca de él. Inmediatamente intercalaba su vista hacia mi figura y de nuevo la volvía hacia él, inexpresivo, con una de sus pobladas cejas enarcadas.

—El libro me ha entregado estas cuatro retribuciones de bronce para ustedes, una para cada uno como recompensa por haber ganado la contienda anterior.

—¡¿Nos las dio el Mortusermo?! —gritó Rigo cuando recibió la suya.

—¿Te traemos un megáfono para que lo grites más fuerte, zopenco mentecato? —se enfadó Estrella mirando a nuestro alrededor para corroborar que nadie ajeno a nosotros hubiese escuchado a nuestro amigo.

—Huy, ya pégame —se quejó el aludido un tanto ofendido, cruzándose de brazos.

Para ese momento un cúmulo de nubes negras ya se habían apoderado del cielo, y los relámpagos comenzaron a hacer acto de presencia. El polvo de los adoquines se levantaba con el viento y los árboles de encino que bordeaban la entrada parecían moverse a voluntad.

—¡Han sido grandes Tetramorfos, amigos míos! —nos dijo Zaius con una sonrisa.

—¿Que hemos sido qué cosa? —preguntó Estrella consternada.

—Tetramorfos —repitió él.

—¿Y qué son «tetramorfos»?

—Tetra proviene del griego "cuatro", y morfo de "formas" —expliqué, recordando las clases de teología que el padre Mireles me había impartido como petición personal.

—No me refiero al significado del nombre «tetramorfos», sino al símbolo como tal.

Fui yo quien contestó de nuevo:

—En el cristianismo, los tetramorfos son representaciones iconográficas compuestas por estos cuatro elementos. El hombre alado, el toro, el león y el águila, basada en una visión del profeta Ezequiel y una más del libro del Apocalipsis. Se dice que cada elemento simboliza a uno de los cuatro evangelistas; el ángel, (hombre alado) se asocia a Mateo, porque su evangelio profundiza en la humanidad de Cristo. San Marcos al león, porque al inicio de su evangelio predomina la narración de Juan el bautista, quien vestía con cuero de león y su voz era semejante a la de ese animal mientras anunciaba la llegada de Cristo. El toro sería San Lucas, puesto que en su evangelio se acota el sacrificio, y en los tiempos antiguos los terneros eran sacrificados para obtener el favor de las deidades o externar su agradecimiento por alguna petición concedida.

"Y el águila se identifica con san Juan, por la poderosa fuerza de su pensamiento. Al ser el autor del Apocalipsis, entendemos que San Juan fue elevado a los cielos, contemplando las revelaciones del Señor, convirtiéndose, quizá luego de san Pedro, en el apóstol más rico y poderoso en conocimiento. ¡Estos cuatro símbolos, a su vez, nos están representando a nosotros mismos como jugadores del Mortusermo, ahora lo entiendo!

Mis tres amigos parecían embelesados ante mis conocimientos.

—El hombre alado es agua y sabiduría —me dirigí a Ric, que me contemplaba fascinado—. Es el guardián del mundo de Dios. Las alas que tiene el hombre de tu emblema lo asemejan al arcángel Miguel, lo que ratifica tu condición de Guardián, Ric, porque el arcángel Miguel es comandante supremo de los ángeles del Creador, guardián de la iglesia universal y custodio de las puertas del cielo contra toda malignidad, así como tú lo eres de mí y de las puertas del inframundo.

MORTUSERMO: EL JUEGO DE LOS ESPÍRITUS ©Where stories live. Discover now