Capitulo I; Venus

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Nueva mañana, nuevo día, Aiden regreso hace una semana de Sudáfrica, los clanes vampíricos están haciendo estragos en ese país, los humanos sufren más de lo que deberían, y nivel de sufrimiento que ellos deben sentir es cero. Desde la caída del rey, todos están como locos, en nuestra manada aceptamos a aquellos que quieran llevar una vida lejos de las atrocidades que los aquelarres realizan. Constantemente trato de hacer entrar en razón a los líderes, pero mis palabras se ahogan en el viento, es como hablarle a una pared solida e inexpresiva. A mis 27 años he tenido más batallas y discusiones que cabellos hay en mi cabeza, creo que en cualquier momento canas prematuras aparecerán en mi cabeza, aunque es poco probable, porque por la naturaleza biológica de los vampiros, los rastros de la edad no nos afectan. Solo nos desarrollamos hasta los 22, de ahí en adelante somos iguales.

Mi hermano irrumpe con mis pensamientos, su cara cansada y con ojeras causadas por el Jet-lag me dan lastima, pero él no está aquí por esa razón, y lo sé, lo siento.

-Venus, tenemos problemas.

-Dime un día que no los tengamos Aiden

-Ese maldito aquelarre, hay que quemarlos, asesinarlos, mutilarlos, no lo sé, pero hay que borrarlos del mapa.

-¿Ahora que hicieron? ¿Te hay hecho algo a ti?

-A mi nada, pero a las mujeres que allí residen, es monstruoso, ese poblado se acostumbró a dejar a las niñas de 16 a su merced, y no podemos permitirlo, hay que salvarlos, salvarlos a todos de esa perdición.

-Hablare con el consejo, si no nos dan respuestas, declarare la guerra, lamentablemente de otra no me van a dejar.

-Gracias hermanita, por cierto, Damon nos dijo que hay dos jóvenes que llegaron hace unas dos semanas al pueblo, no hablan con nadie, y por las pocas palabras que han dicho tienen tonada extranjera. Sospechamos que son del poblado del que te hable, hay que investigarlos, viven muy cerca, podrían de ser espías que quieran ver en nuestros perímetros nuestras fallas.-la preocupación de Aiden es notable

-Hablare con Eli, tal vez nuestra hermanita pueda hablar con ellos, tiene la habilidad de caerle bien al mundo entero.

-¿Por qué no vas tu Venus?-pregunta extrañado, rara vez involucro en temas delicados a Eli, que por más de no compartir la misma sangre, ella es mi hermana.

-No creo que ver a una joven de ojos rojos como la sangre sea lo ideal para una presentación, además, el contacto humano jamás se me dio bien, soy muy poco sociable, y lo sabes.

-Pasas encerrada todo el día aquí, entre tus papeles, y tus cosas, es más que claro que no tienes buenas interacciones humanas, incluso puedo asegurar que no has tenido de un novio.

-Igual que tu hermanito, por muy mujeriego que te proyectes sé que ni un beso has dado, todo guardándolo a tu mate.

-Al igual que tu hermanita, al igual que tú.

Con esta última frase, Aiden salió de mi oficina. Mi cabeza no dejaba de darle vueltas al asunto de mi compañero, en 6 meses cumpliré los 28, el sobre que los Lightsouls dejaron para mi dejara de dar descargas eléctricas al intentar abrirlo, y poder ver su contenido. Pero me asusta el hecho de que mi otra parte no apareció, siento que está cerca, pero el tiempo no ha sido el suficiente como para encontrarlo. Mis padres, insisten en que viaje para encontrarlo, pero no puedo dejar de lado los asuntos de la manada, no puedo dejarla desprotegida, no es que no confíe en mi hermano, pero he estado tantos años a cargo que no estar rodeada de cosas de la manada me estresa, es totalmente normal.

Mi padre me llamo, quiere que valla a su hogar, hace años que no vivo allí, prefiero la privacidad de mi cabaña, es más pequeña de lo que debería ser la casa de un Alpha, pero bueno, mis gustos, son mis gustos.

En el hogar central de la manada, mi madre arregla el jardín, sus ojos carmesí me enfocan a penas y piso el césped, estos destellan, y quito inmediatamente el pie de su tan adorado césped.

-Hola madre-menciono con mi mejor voz de niña buena

-Madre la Diosa, vuelve a pisar mi césped y te quedas sin piernas por más Alpha que seas.

-Yo también te quiero madre-sarcasmo, ¿dónde?- ¿Y mi padre?

-En su despacho, dile que en una hora cenaremos, y eso también te involucra a ti.

-Tengo papeles de la manada que organizar, no creo que me pueda quedar.

-No fue una pregunta, es una afirmación, te quedas a cenar.

Prefiero no contestar, evitar peleas con Silver Hunter es lo mejor que puedo hacer en estos momentos. No sé si les sucede, pero pelear con tu madre es como pelear con una pared de concreto, por más que tengas justificaciones muy buenas, para ellas es irrelevante, es como la nada misma. Y para evitar problemas, es mejor decirles que si, como a los locos, siempre diles que sí, luego evítala, es lo mejor, se los digo yo.

Volviendo a lo que nos concierne, mi padre está rodeado de papeles, sus manos están en su cabeza, sobando sus cienes, y con una postura cansada, por más de que yo tenga toda la responsabilidad, el gran Alpha Alexander no puede quedarse quieto.

-Padre, me necesitabas?

-Venus, mi niña, como vas con el aquelarre Sudafricano?

-Nada bien, no quieren escuchar nada, se niegan a una negociación.

-Tendríamos que hablar con el consejo, determinar a un nuevo rey, y ver cómo responden a eso. Si no, una guerra es lo más inminente.

-mi tía Neferet no puede hacer algunas predicciones?

-Lamentablemente no, tu tía está embarazada, y por lo tanto no puede utilizar sus dones, sería peligroso para él bebe.

-Hablare con el consejo.

-Me parece perfecto.

-Venus, Alexander, a comer!- el grito de mi madre se escuchó hasta Alaska

-Mejor vamos, no quiero hacerla enojar- dice mi padre.

-Mejor si...

Cenamos en familia, mis hermanos llegan poco después, hablo con Eli, y acepto tratar de hablar con los nuevos, luego de varios gruñidos por parte de Damon, claro está.

Termino y viajo a micabaña, me siento algo inquieta, pero sé que todo se arreglara en la mañana,con este último pensamiento me duermo.     

El humano de la VampiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora