-Tan mal sueño tuviste conmigo?.- dirigí la mirada al destinatario de esa voz. Estaba recargado sobre la puerta que daba al balcón. Se veía mas intimidante que la ultima vez que lo vi en el departamento. Iba vestido con una gabardina negra, haciéndolo ver mas alto, su cabello estaba desordenado y sus facciones eran mas duras.

 -Apesta a muerte este lugar.- dijo frunciendo el ceño.- Es estresante como opaca tu aroma esta peste.- dijo riéndose.

-Que haces aquí Velkan?.- le pregunté mientras llevaba mi mano al costado de la cama para llamar a la enfermera, pero en un segundo estaba junto a mi, tomó mi mano de tal forma que parecía que la iba a romper.

-Ahhhh!!!.- grité.

-Grita una vez mas Nina y te juro que te arranco el brazo.- dijo ejerciendo mas fuerza sobre mi mano.- Me haz hecho pasar muy malos días niña. Créeme que romperte la mano debe ser la menor de tus preocupaciones en comparación con lo que vendrá después.

-Que haces aqui Velkan? como fue que entraste?.- el dolor era insoportable y parecía que no tenia intención de soltarme.

-Vine a verte.- dijo acercándose a mis labios.

-Mataste a Daniel.- intente pasar el nudo que se formaba en mi garganta.- Iría contigo si lo dejabas vivir.

Se alejo de mi y me miro con seriedad para después relajar su mirada.

-Que te hace pensar que puedes negociar en esto?.- preguntó con sarcasmo.- El estaría vivo si no hubieras sido lo suficientemente estúpida para huir de mi.

Escuché pasos acercarse a la habitación, y Velkan colocó su mano sobre mi boca impidiendo que gritara.

-Esto aun no acaba Nina- dijo besando mi frente y hundió su nariz en mi cabello, suspirando pesadamente. Sentí una brisa recorrer mi cuerpo y desapareció, justo en el momento en que la enfermera entraba a la habitación encendiendo la luz.

-Señorita Santino, se encuenta bien?.- preguntó con preocupación.- Se escucharon voces, le duele algo?.- se acercó a mi y coloco su mano sobre mi frente, negó con la cabeza.- Al parecer tiene temperatura.- dijo colocando el termómetro bajo mi axila y sacando un aparato para medirme la presión, yo no dejaba de mirar hacia el balcón, sabia que seguía ahí, sentía su mirada.

-Vamos.- dijo sacándome de mis pensamientos.- Un baño la refrescara, ayudara a que se relaje.- aparto las sabanas de mi cuerpo.

-Que hora es?.- pregunté mientras me levantaba de la cama.

-Son las cinco de la mañana.- dijo tomando unas toallas del closet dirigiéndose al baño.

Disfruté la ducha lo mas que pude, deje que el agua caliente cayera sobre mi cuerpo, talle mi piel tanto como pude, quería borrar cada huella que Velkan había dejado sobre mi.

Salí del baño y la enfermera ya había preparado mi ropa, gesto que agradecí.

-Gracias.- dije sonriendole.

-Estaré afuera por si me necesita.- Salió de la habitación dejándome sola.

Tome la jeringa del suero y la arranque dejando pequeñas gotas de sangre sobre el piso y me vestí tan rápido como pude, me amarre el cabello y abrí nuevamente el closet y le di las gracias a Nikki. Habia una pequeña bolsa con mi celular y mi cartera dentro. No necesitaba nada mas. Abrí la puerta esperando no encontrarme con nadie en el pasillo, tuve suerte pues la enfermera se había marchado. Me coloque la capucha de la sudadera y empecé a caminar buscando la salida.

Salí del hospital y solo me había topado con un doctor, le dije que era familiar de un paciente y después de unos segundos asintió dejándome pasar. Tomé el primer taxi que encontré y le pedí que me llevara al aeropuerto, durante el trayecto fui observando los edificios y calles atraves de la ventana, quería guardar en mi memoria cada detalle de la ciudad que me había dado la esperanza de empezar otra vez, sentí lagrimas correr por mis mejillas. Era la ultima vez que veía Nueva York.

Tomé mi celular del bolso y empecé a redactar el mensaje para Sadja y Nikki.

Lo siento tanto. No olviden que las amo, por eso no puedo arrastrarlas a este infierno conmigo. Cuídense.

Limpie las lagrimas de mis ojos, saque el chip del celular y lo rompí por la mitad arrojando los pedazos por la ventana del taxi.

Solo rezaba porque mi aroma se perdiera en el hospital, que mi cabello amarrado impidiera que mi esencia se dispersara y dejara rastro para que Velkan me encontrara. La ropa no me preocupaba, era nueva, aun no tenia mi olor.

Al llegar al aeropuerto me fije en las pantallas donde se anunciaban los vuelos, quería saber cual era el mas próximo en salir.

-Donde estas Nina?.- La tranquilidad en la voz de Velkan me aterró, parecía que estaba jugando.- Por que no percibo tu aroma?

-Buenos días.- dijo la chica frente al mostrador con una sonrisa, iluminando sus ojos azules.

-Un boleto a Denver por favor.

Necesitaba irme de esta ciudad lo mas pronto posible.

Mía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora