Como si lo hubieran llamado, Thor y Loki aterrizaron sobre el palacio haciendo que este se moviera levemente y unas pocas cosas se cayeran del lugar en donde se encontraban.

—Mis disculpas por eso —dije.

El rugido hizo que Frigga y Odín miraran por el gran ventanal que adornaba el salón.

—Como dije... ¡Un banquete! —dijo Thor —. Te llevaré a tus aposentos Eir —él pasó un brazo sobre mis hombros alejándome de su madre —. Hermano, vamos.

Loki hizo una reverencia algo burlesca para luego salir detrás de nosotros.

— ¿Qué fue eso? —pregunté —. Pensé que no había problema que estuviera aquí.

—Sí bueno, luego de ver la reacción de mis padres, si lo fue —dijo Loki.

—Tal vez mi padre y tú madre pelearon en alguna batalla... y termino mal —Thor sugirió encogiéndose de hombros.

—Mi madre nunca me permitió venir hasta acá, ella siempre me decía que los Asgardianos eran tan débiles como los habitantes de Midgard.

— ¡Claro que no! Los habitantes de Asgard somos más fuertes —opinó Thor —. ¿Hela ya te concedió tus dones, Eir? —preguntó cambiando de tema.

—Oh, sí —asentí abriendo mis manos. De una salía una llama de fuego y de otra salía una llama azul, la cual será la encargada de congelar a las personas —. Partum Ignis, creadora del fuego... aunque también puedo manejar el hielo a mí gusto —los miré a ambos —. ¿Les puedo preguntar algo?

Loki y Thor se miraron para luego mirarme a mí y asentir.

» ¿Creen que sus padres dejen quedarme?

—Creo que madre estará de acuerdo con permitir que te quedes, Eir —dijo Thor abriendo una puerta —. En cuanto a mí padre... no lo sé, no puedo confirmarte nada.

—Haremos todo lo posible para permitir que lo hagas y cumplas tu sueño de conocer Asgard —Loki me guiñó un ojo —. Y recuerda, si te marchas... llévame contigo —murmuró pasando a mí lado.

—Bien, aquí están tus aposentos —dijo Thor —. Estaremos cerca si necesitas algo.

—Gracias —dije.

Ellos sonrieron levemente antes de voltearse e irse.

» ¡Thor! —lo llamé. El rubio me miró —. ¿Te molestaría enseñarme a pelear?

Él abrió los ojos sorprendido por mi pregunta. Miró a Loki que se encogió de hombros.

—Yo... eh, claro Eir. Les pediré a los sirvientes que te dejen ropa adecuada para entrenar. Vendré en un rato a buscarte.

Sonreí entusiasmada.

—Claro, gracias.

Ambos cerraron la puerta y yo pude relajarme.

Asgard, por fin Asgard.

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Sacrifice » Steve RogersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora