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- Cariño ¿Y si no le gustamos? ¿Y si nos odia por no haber venido antes a por ella?- preguntó Sirius a su novio nervioso, era la primera vez que hablaba desde que llegaron a Privet Drive y todo lo que podía decir eran preguntas que lo atormentaban.

-¡Es la hija de Cornamenta! Claro que le gustaremos.- intentó tranquilizarlo Remus, aunque dejó sin contestar la segunda pregunta.

Llegaron al número cuatro de Privet Drive, con los nervios a flor de piel Remus extendió un brazo y llamó a la puerta.
Antes de que la puerta se abriera se escucharon golpes seguidos de un portazo.
Al abrirse la puerta Sirius y Remus vieron a un hombre parecido a una morsa en la puerta.

-¿Sí?-un hombre con aspecto de morsa humana y tamaño de ballena apareció en la puerta, parecía molesto por tener visita un jueves a las nueve de la noche.

-Estamos aquí para ver a Halley.-dijo Remus intentando sonar educado.

La actitud de Vernon Dursley cambió al instante, ahora parecía nervioso y preocupado.

-¿Halley? No hay nadie llamada Halley aquí... Adiós -dijo el Sr. Dursley apresuradamente, intentando cerrarles la puerta en las narices, pero Sirius fue más rápido y evitó que se cerrara. La ira le estaba consumiendo ¡Esas personas le habían hecho daño a Halley e intentaban ocultarlo! Sacó su varita del bolsillo y apuntó directamente al señor Dursley.

- Sabemos que está aquí Dursley, y si fuera tú nos dejaría entrar antes de que las cosas se pongan feas.- gruñó Sirius peligrosamente sonando como un perro gruñón.

Los ojos de Vernon Dursley miraban con miedo el palo de madera que Sirius tenía en la mano.

- E-Eres u-uno de e-ellos- tartamudeó nerviosamente.

Remus también había sacado su varita y apuntaba al señor Dursley.

- Yo me movería si fuera tú Dursley, no nos des más razones para hechizarte.- lo informó calmadamente pero Sirius podía percibir la amenaza en el tono de su voz.

Vernon Dursley retrocedió y corrió a la cocina, abandonando toda la esperanza de mantener a la joven pareja de magos fuera de la casa.

- Lunático eres increíble-Sirius sonrió, contento de no tener que enfrentarse a la situación él solo.

- No eres el único que está enfadado con estos muggles cariño.-le dijo al tiempo que soltaba un pequeño gruñido.

Entraron en la casa, los cobardes de los Dursley estaban en la cocina mientras Sirius y Remus registraban la casa. Cuando miraron en cada rincón de la casa y no encontraron nada fueron a la cocina.

-¿Dónde está ella?- Sirius estaba a punto de perder los estribos.

- Mi novio te a hecho una pregunta Dursley-el tono de voz de Remus era peligrosamente amenazante, casi había dejado salir al lobo que llevaba dentro.- Tenéis hasta que cuente diez para decirnos dónde está u os hechizaré de la peor forma posible.- los Dursley parecían tan asustados que no eran capaz de articular palabra.- Uno, dos, tres...

En ese momento Petunia alzó la mano y señaló a la escalera.
Sirius y Remus se dieron la vuelta y por primera vez vieron el armario que estaba discretamente ubicado allí.
La pareja de magos compartió una mirada de preocupación para después precipitarse hacia la puerta del armario cerrado con llave y arrodillarse frente a ella.

¿Cómo pueden haberle hecho esto a Halley?¡Es solo una niña!- pensaba Sirius furiosamente.

- Alohomora- susurró Remus apuntando su varita hacia la cerradura.

Mini Cornamenta:La historia de Halley PotterWhere stories live. Discover now