TSB

6K 1K 542
                                    

Hay sucesos extraños en ésta vida y están aquellos que sólo le suceden a Jeon Jungkook. Hombre, veintidós años y amante del café.

No me gusta presumir pero les voy a contar una historia muy al estilo de los cuentos de hadas y principitos. Una de esas que podría no haber sucedido, si Jungkook no se hubiese quedado dormido esa mañana.

¿Les gustaría saber de que se trata ésta historia? Aquí se las relato.


★ ☆ ★


Era otra tarde más, una de esas tantas bien calurosas en pleno apogeo del verano. Si bien circulaba viento, era inevitable no querer transitar por las calles de Busan, debido al molesto sol.

Sin embargo, Jeon Jungkook tenía una motivación diaria por la cual despertar, bañarse, vestirse, tomar el autobús, ir a la Universidad y pasar a la cafetería de costumbre.

Su motivación tenía un cuerpo delgado, cabello rubio y ojos obscuros, de labios ni tan delgados ni tan gruesos, pero lo suficiente apetecibles para captar su atención. Con una piel castaña y nariz perfecta, incluso podía jurar que tenía su misma estatura, también se atrevía a suponer que tenían una edad similar y qué tal vez, sólo tal vez, habían cruzado miradas en alguna ocasión.

Habían dos momentos especiales en el diario vivir de Jungkook. El primero era camino hacia la Universidad, cuando él chico del skate pasaba al autobús en el que iba él azabache, es por ésta razón que siempre se sentaba atrás, ya que de esa manera podía observarlo más de un instante.

El segundo ocurría tras salir de la cafetería cerca de las 19:15. Ese era el momento en que él rubio, pasaba a pocos centímetros de él. Ese ápice en que su nariz, se impregnaba de aquel aroma característico, ocurriendo la magia. Enamorándose cada vez más de él aún cuando éste, jamás supiera de su nombre o de su existencia.

Ese viernes no era la excepción o eso creía, hasta que se vió despertando demasiado tarde para todo. No sólo estaba perdiéndose la primera clase, si no que también perdía la oportunidad de ver a su amor platónico a primera hora del día y eso, era cargar con la cruz de la mala suerte según él.

A regañadientes tomó el autobús, sentándose en primera fila ésta vez. Puso sus audífonos y posó su mirada en el paisaje que recorría todos los días y que poca atención le prestaba, por estar ansioso de ver al rubio. Se bufó cuando notó que tenía que bajarse.

Se levantó y tocó el timbre para bajar en la siguiente parada y tras frenar el autobús, hizo lo propio y avanzó hasta la Universidad. Aún estaba desanimado y le quedaba al menos media hora antes de que comenzara la siguiente clase.

Estaba tan sumergido en su propio mundo lleno de cuestionamientos, que no notó a quien venía por el camino contrario. Giró en la esquina, con la mirada en el suelo, escuchando a lo lejos un grito desesperado de advertencia, aquella que no supo recibir a tiempo.

-¡¡¡CUIDADO!!! -escuchó a una voz grave resonar a lo lejos y todo lo que supo después, era que veía todo negro.

-¡Aish! -se quejó tras caer en el frío cemento, siendo golpeado por un objeto en su rodilla.

-¡Mierda! ¿estás bien? -la voz gruesa volvía a dirigirse a él, con notorio tono de preocupación.

Mientras acariciaba la rodilla lastimada, abría los ojos lentamente, logrando vislumbrar una mano que le brindaba ayuda para levantarse. La cogió sin dudar, dándose un impulso para poder ponerse de pie y no ser una carga para él dueño de ese timbre de voz, tan singular.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Sep 21, 2021 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

The Skate Boy | TK OSWhere stories live. Discover now