Me... Gustas

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Recostado en el pasto sin intención de moverse, se encontraba un joven Haida, con los ojos cerrados y audífonos en los oídos reproduciendo rock

Todo parecía ir bien, hasta que un ruido en particular lo hizo reaccionar; unos tipos que se estaban queriendo aprovechar de la amabilidad de una amiga suya, Retsuko

- vamos Retsuko, no seas así con nosotros, solo tienes que hacer lo mismo que con tu trabajo final unas cuantas veces más y todos salimos ganando - decía con una gran sonrisa maliciosa un gran tigre que era fácil el triple del tamaño de la pequeña panda mientras lo acompañaban otros 3 chicos

- Yo... No se chicos... Deberían hacerlo ustedes, es su trabajo después de todo...-Retsuko solo miraba al suelo, era demasiada presión por parte de los abusadores

- ya escuchaste a la dama, déjala en paz Tsukake - dijo Haida mientras se incorporaba a escena, colocándose entre el tigre y la panda

- ¿es en serio Haida? ¿Crees que con lo escuálido que eres puedes hacernos frente? - los abusivos comenzaron a reír ante el acto de la hiena, pero éste no se dejó intimidar

Retsuko sabía que la apariencia de su amigo era engañosa, que era más fuerte de lo que aparentaba, pero también sabía que era un gran idiota y que se dejaba llevar fácilmente

Nerviosa por la pelea que se avecinaba, optó por salir del lugar a escondidas, era difícil el abandonar ahí a su amigo, pero le estaba sumamente agradecida por la distracción que estaba aportando

No era la primera vez que Haida se metía en este tipo de problemas por una chica, él era del tipo busca pleitos, pero lo hacía siempre por alguna buena intención, no era un chico malo y Retsuko lo sabía

...

Pasada cerca de una hora, Retsuko se animó a ir en busca de su amigo, conociéndolo seguiría por los alrededores, mal herido y hambriento, pero ella iba preparada para ello

- ¿Haida? ¿Sigues aquí? - preguntó preocupada la pequeña panda

- Ret... suko...

- ¡¿Haida?! ¡Levanta una mano o algo para que pueda verte!

Un par de arbustos cercanos comenzaron a moverse detrás de la pandita, haciendo que esta pegara un salto del susto, y mostrando a su vez ligeramente la mano del chico

Retsuko se acercó con rapidez al lugar para ayudarlo a salir de ahí, pero en cuanto tocó el brazo del joven, este comenzó a quejarse

-¡LO SIENTO MUCHO! me ayudaste mucho hace un rato... - decía mientras intentaba sacar a su amigo de los arbustos

- no hay... Problema... Ay... Pero... La próxima vez que me abandones... Será la última vez que te ayude... ¡AGH!

Una vez fuera del arbusto, el chico se dejó caer de lleno en el suelo, Retsuko aprovechó entonces para limpiar sus heridas y vendarlo

-lo lamento Haida... En verdad que eres un gran amigo... - ligeras lágrimas comenzaron a brotar de los tiernos y dulces ojos de la joven panda

- hey hey, tranquila... No lo decía en serio... En realidad me alegra que te fueras, me hubiera odiado a mi mismo si te hiciera ver a estas nenas en acción - Haida dejó mostrar sus garras mientras intentaba poner una pose de combate y no morir del dolor en el intento

- eres un tonto Haida - una pequeña risa no pudo evitar salir de la boca de Retsuko mientras trataba de ponerse seria

La hiena no podía desear melodía más armoniosa que la que escuchaba en ese instante, no quería admitirlo, pero estaba perdidamente enamorado de ella, su mejor amiga

si lo hubiera dicho antesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora