Memorias Perdidas

Prólogo

-Una tormenta se acerca. hmm en fin, no es de mi incumbencia.

Estas fueron las palabras de Axel, un chico joven con apariencia poco común de ropas rasgadas, cabello azul egeo palido, vendaje que cubría todo el cuerpo por debajo de la ropa únicamente mostrando un rostro pálido y unos ojos negro azabache que mostraban desinterés a todo lo que observaban, con ojeras que resaltaban por el blanco color de su piel. Axel se encontraba descansando bajo un manzano casi seco en una colina que parecía haber soportado innumerables sequías a las afueras de la aldea khreem.

La aldea Khreem era una de las "aldeas del olvido", así eran nombradas las aldeas que desobedecían o se negaban a la religión del reino conocido como Postgrand, donde sus creencias eran lo más importante, por encima del poder militar, el linaje real y las personas e igualado únicamente a las riquezas que alguien podía poseer. Su religión les obligaba a creer en una deidad desconocida de rostro y nombre, aunque llamada por los sacerdotes como Soberanía a la cual le debían ofrendar un sacrificio humano de cada aldea creyente para que este les brindara protección sobre las infecciones. La realeza y los sacerdotes del país eran muy estrictos con respecto a la religión por lo que toda aldea que se negaba a brindar un sacrificio y no podía pagar los impuestos que el rey imponía era adicionada a la lista de las "aldeas del olvido", dichas aldeas no formaban parte del reino por lo que no se les brindaba ayuda militar, material y sus aldeanos se consideraban "manchados" por lo que sus muertes no eran relevantes para el mundo.

El cielo se torno de un gris oscuro cubriendo por completo la aldea y kilómetros a sus alrededores, como si una tormenta estuviera a punto de comenzar en cualquier momento, a pesar que la ciudad parecía no haber visto una gota de agua en años. Axel se levanto y se dirigió a la ciudad. Mientras caminaba por las calles desoladas y el suelo árido y seco observando las calles vacías, las puertas y ventanas cerradas completamente como si no dejaran entrar la luz del sol, noto a la única persona al rededor. Una niña de unos 10 años, de apariencia desastrosa, con un cuerpo tan delgado casi esquelético, una piel blanca, cabello rubio maltratado, usando solo una camisa llena de rasgaduras que llegaban hasta sus rodillas, en sus manos y pies se notaban las marcas de incontables maltratos que debió recibir; se encontraba sentada en el suelo con una mirada perdida, como si estuviese en sus últimos momentos.

Axel tomó una bolsa de cuero que llevaba con sigo, metió su mano dentro y saco una fresca manzana roja y brillante, como si fuese ajena a la aldea y se la arrojo a la niña al estar a unos pasos de distancia. La niña la vio y comió como si fuese la primera comida que tomaba en días, terminando de comerla en cuestión de segundos. Miró con curiosidad al joven que se encontraba frente a ella.

-Muchas gracias señor.

-No te preocupes pero, a caso ¿eres la única persona de esta aldea?- Axel pregunto con una voz apagada mientras miraba a su alrededor.

-No, todos están escondidos debido a las infecciones. Mis padres murieron en un ataque de las infecciones hace unas semanas por lo que no tengo con quien o a donde ir. Es por eso que soy la única persona a la vista.- Respondió la niña con un rostro desabrido como si recordara lo que paso y ya no sintiera emoción alguna.

-Ya veo, así que esta es una aldea olvidada por el rey. Gracias niñita, pero ¿podrías indicarme el camino a la casa del jefe de la aldea?- La niña levanto su mano temblorosa sin fuerzas, señalando al frente de donde se encontraba.

-Es esa señor.

Axel se giro y se dirigió a la casa que le indico la niña.Cuando estaba a punto de tocar en la puerta de la casa que le habían indicado, esta se abrió sola y desde dentro entre la oscuridad salio el rostro de un hombre de muy avanzada edad, ojos casi cerrados completamente cerrados y una curvatura en su espalda como si no pudiera llevar con sigo el peso de los años.