Espera

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Antes de irse, me pidió un correo o un número por el cual buscarme, le di ambos, no estaba conciente de las respuestas que daba mientras solo me ilusionaba ver su rostro sonriendo, tan alegre, era un alma ardiendo en vida mientras yo estaba frío por dentro, un poco confundido ante un acto de vida que ocurría frente a mí, era como si yo no supiera nada de la existencia, de la conciencia, y ella me enseñará poco a poco, sin darme cuenta, le acompañe hasta donde estaban sus sores (ella vivía en un internado católico) y después de ello me despedí, ella hizo un ademán con las manos que me dejó perplejo, tras lo cual me retiré a casa.

Mi primera impresión de ella fuera de una niña rara, pero era como encuentras algo ajeno a lo normal, una pintura exótica en movimiento que quieres ver por siempre.

Tras esa despedida, ella me buscó, por redes sociales, mis respuestas eran cortas, no frías, solo no era constante, pero no importaba que tan faltó fuese yo de respuestas, ella insistía, de algún modo, aún cuando ella tuviera menos posibilidades para tener un día fuera, insistía, y de quedaba.

Tardé mucho en responder como esperaría cuando alguien te importa y cuando volvimos a hablar, ella ahí estaba, sonaba un poco cambiada, pero ahí seguía, con un cabello alborotado, unos grandes ojos, y seguía teniendo ese toque para hacerte sentir como perdido con alguien que sabes podrás encontrar un camino, como si fuera una persona normal, conciente de todo a tu alrededor, permitiéndote ver más allá de lo que la gente espera y no solo la faceta amable que solemos mostrar cuando conocemos a alguien.

Septiembre, 2016
Volvía de un viaje de Sonora, entre mis mensajes estaban los de ella, y casi por incercia, decidí hablar más con, pues aunque no fuera muy constante, siempre me agradaba escucharla, leerla al menos, para ella la vida era un tesoro que no se deja ver tan fácil.

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