Capítulo 23: Bolas de fuego.

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- Eres demasiado joven para ser la que protege a un elemento. – dijo la que debía ser Alexa. - ¿Por qué no le dices que baje? Estoy deseando que acabe lo que empezó conmigo.

- Me parece que te vas a quedar con las ganas, puta. – dije llenándome bien la boca con la palabra del final.

Lo siento, no soy de decir tacos, pero esta era una autentica zorra que me sacaba de mis casillas y solo de pensar que ha estado entre los brazos de Kai, la hacia la mejor candidata a morir hoy.

- ¡Uuu! Es una gatita con fuerza. – dijo la que debía ser Samantha. – Me da igual vuestros líos, niña. Él es nuestro y por lo que he oído, vamos a tener que acabar con él. Toda una pena en mi opinión, hubiese sido un buen sombra.

Parecía que alguien las había informado acerca de la elección de Kai y no era de extrañar, aunque le habíamos mantenido oculto estos últimos días, solo hacía falta echar un vistazo donde luchamos el otro día para percatarte de su fragancia. En los últimos días había aumentado de manera desproporcionada, si no fuera porque era una fragancia de la luz, no podría ni soportar tal intenso olor.

- Pareces bien informada. Así que sabrás que él no es tuyo, eligió la luz y eso hace que me pertenezca. – eso y otras cosas que esta arpía no debe saber.

- Eso no quiere decir nada, porque cuando te matemos, él irá detrás de ti. – dijo con sonrisa maliciosa y Alexa se la unió en la sonrisa.

Su actitud me mosqueaba, no entendía su juego y me daba la sensación que debía pararlo. En el fondo me venía bien que esta conversación se alargase, daría tiempo a Ralph a venir con su equipo. Pero era un arma de doble filo, si nos retrasábamos también dábamos tiempo al grupo de sombras que ya venían de camino. Solo quedaba averiguar quién llegaba antes.

No podía arriesgarme a ese plan, ¿y si los sombras llegaban antes? No tendría ni un segundo para reaccionar. Debía actuar ya.

- Pero ¿sabes cuál es el fallo de tu plan? – dije mientras me acercaba unos cuantos pasos más con mirada decisiva. Ellas no contestaron así que lo hice yo – Que no vais a conseguir matarme.

Y tras decir la última palabra, les lancé una ráfaga de viento que las desequilibró, seguida de un conjunto de piedras voladoras que había a los alrededores de la carretera.

Corrieron a refugiarse tras el coche, ahora yo estaba en medio de la carretera sin protección y ellas protegidas aunque magulladas.

Todas las piedras que les había lanzado me fueron devueltas. Esquivé una gran mayoría con el poder del aire, pero eso no impidió que una me golpease en la rodilla y me hiciera caer al suelo.

Oí como Kai gritaba a mis espaldas, supe la desesperación que debía de estar sintiendo solo con su tono de voz. Pero debía seguir por él, debía levantarme y continuar con esto, debía quitar el coche de la carretera.

De rodillas, algo agazapada para ser un blanco menos fácil, cogí toda la fuerza que pude del aire. Era un gran coche, debía pesar fácilmente mil kilos, necesitaba mucha fuerza para moverlo.

¡Kai, piensa en Kai! – me dije para darme ánimos.

Y funcionó, cogí toda la fuerza que mi cuerpo podía soportar y lo descargué hacia el coche. Mi postura se incorporó un poco hacia delante y usé mis manos, como ayuda, para sacar toda esa fuerza de mi interior.

Los neumáticos del coche chirriaron ante la resistencia de mi ataque, se movía lentamente hacia el arcén y obligaba a las sombras a retroceder con el coche para no ser arrolladas por él. Pero aun así, todo iba sumamente lento, apenas había dejado espacio suficiente para salir, necesitaba un poco más, solo un poco más.

Saga Elementos III: AguaWhere stories live. Discover now