En la oscuridad

Un lugar desconocido

Todo comenzó esa noche. No tenía idea de dónde estaba parada o hasta dónde podría llegar. Sólo estaba ahí, esperando a que algo se moviera o diera señales de vida. Hasta que me puse a pensar en las millones de posibilidades que me habían hecho llegar hasta ese lugar.

A decir verdad me sentía vulnerable. Estaba descalza y un camisón que le robé a mi papá que, en realidad, no cubría mucho, solamente cubría una parte de mis calzoncillos y mi trasero. Recuerdo con sorpresa lo poco desconcertada y nerviosa que estuve a pesar de que no tenía ni la mas remota idea del lugar en el que me encontraba, no tenía conmigo mi celular o algo con lo que pudiera iluminar la habitación, las únicas pistas que tenía eran ese desagradable olor a putrefacción y los pedazos, de no quiero ni imaginar qué, que estuve pisoteando mientras buscaba una manera de salir de ahí.

Debí haber pasado mucho tiempo ahí porque comencé a sentir cómo mis entrañas me pedían comida a base de gruñidos. Fue en ese momento cuando dejé de sentirme sola. No podía verlo pero estoy segura de que había alguien o algo viéndome desde algún punto de la habitación. No tengo idea de si me estuvo viendo todo el tiempo o si comenzó a hacerlo cuando me di cuenta. Lo que si sabía y estaba completamente segura es que no me encontraba sola.