45.- Es hora de dejarnos

Comenzar desde el principio
                                    

-No tienes ni que mencionarlo.

-Cuando supe que ella estaba enferma tuve que contarle a JYP, el me ofreció su ayuda y fue por eso que tuve todas esas buenas oportunidades para ella, es por eso que pudo vivir hasta poder conocer al amor de mi vida, a la persona que me volaba la cabeza, que no me dejaba dormir porque aparecía hasta en mis sueños. Estuvo en mi adicción, en mi rehabilitación.

-Nayeon... - nos quedamos mirando.

-JYP me hizo firmar un contrato en dónde le daba todo el poder acerca de mi imagen como artista. No es el mismo que tienen todas – hice una pausa – aunque, no sé si ese contrato lo habrá hecho sólo conmigo, no sé si le habrá pasado a otras Idols – hice otra pausa, recordar todo por lo que había pasado realmente me afectaba – cuando se enteró de que tú y yo salíamos, él... él me llamó a su oficina, me dijo que no haría nada para impedir que fuera feliz contigo, que hiciera lo que quisiera. No miento cuando te digo que aún siento mi sonrisa en el rostro tras recordar que, por algún momento la vida que tanto habíamos soñado se haría realidad.

-¿Qué te dijo ese maldito? – Momo estaba comenzando a llorar.

-No quiero que llores, no lo hagas – comencé a secar sus lágrimas con mis dedos.

-Solo responde.

-Me dijo que si me iba contigo sacaría a mi abuela de la clínica, que ya no tendría ayuda de él para "ese tema en particular". No supe que hacer, aun sabiendo lo que el haría pensé en irme contigo.

-Lo voy a matar – Momo me interrumpió – te juro que cuando lo vea yo... yo...

-Momo – me levanté de la silla y tomé su rostro entre mis manos – cálmate.

-¿Cómo pudo usarnos de esa forma tan asquerosa?, si te hizo esto a ti quizás, que otras cosas habrá hecho.

-No me interesa, ya no importa. Ya no tiene con qué amenazarme.

-Te hizo daño – Momo tenía un alma tan pura, en ella no había maldad. Nunca vi un mal sentimiento de su parte, no hasta ahora – nadie tiene que dañarte Nayeon, nadie.

-Ya pasó, ya no hay nada que hacer.

-Si no puedo matarlo con mis propias manos lo quiero en la cárcel, quiero que sufra. Que no pueda hacer más dinero con el sufrimiento y sueños ajenos.

-¿Qué tienes pensado?

-Debemos reunirnos con las chicas.

Momo mando un mensaje a nuestro chat grupal, durante todo ese tiempo que estuvieron hablando de donde juntarse no pude dejar de mirarla. Se notaba preocupada, ella realmente se veía tocada por la noticia. Sentía, que frente a mí tenía a una Momo que nunca antes había visto.

-Está todo listo – después de cortar su celular giró para encontrarse conmigo. No pude evitarlo y besé su mejilla derecha, se sentía igual de suave que la última vez que los besé.

-Gracias – susurré en su oído derecho. Me alejé lentamente – estas ruborizada – Momo bajó la vista – siempre te has visto hermosa ruborizada – caminé hasta la silla donde había dejado mi abrigo - ¿En dónde nos juntaremos con las otras chicas? – voltee para poder verla nuevamente y la cercanía de su rostro con el mío me hizo retroceder – Momo...

-No soy la única que se ve hermosa ruborizada – Momo llevó sus manos a mi rostro y dejó un tierno beso en mi frente - ¿Ves? Te ves hermosa con tus mejillas rojas – las dos nos reímos – nos juntaremos en mi departamento, vamos – Momo tomó mi mano pero no caminé - ¿Por qué no caminas? – Nos quedamos mirando - ¿Es por Mina? – Asentí con la cabeza – no creo que a ella le importe Nayeon, ya hablamos de esto.

Daño ColateralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora