Capítulo 1

103 2 0
                                    

-¡Rose!- exclamó mi padre al levantarse de su silla.

-¡Papá!- dije emocionada en el momento en que un guarda me abrió la puerta para así entrar a la sala donde se encontraba mi padre.

De inmediato me senté en la silla que estaba al frente de mi padre. Él tomó asiento segundos después. Era gracioso que todos estos diez años que lo visitaba siempre actuara igual al verlo, como una niña al abrir su regalo de Navidad. Siempre me emocionaba mucho al ver a mi padre cada fin de semana.

Únicamente nos separaba una mesa. Mi padre lucía algo sucio y pálido, seguro por la falta de comida. Lucía aquel típico traje anaranjado que siempre dan en las celdas. Sus ojos esbozaban tristeza, su gesto depresión y angustia. Él me preocupaba. No se porque pensaba que hoy no sería una visita normal.

-Te he extrañado mucho mi cielo- exclamó al tomarme de las manos.

-Yo también papi...- y se me salió una pequeña lágrima.

Sólo podía ver a mi papá una vez por semana, lo cual no era suficiente para mí ya que por mí desearía verlo todos los días. Yo lo amaba.

-¿Y cómo has estado linda?- me preguntó mientras yo me quitaba algunas lágrimas de mi rostro.

-Bien...- dije cortante ya que no me salían palabras.

Él sonrió. Nos mirábamos silenciosamente. Un gran silencio inundó el lugar. Hacía tiempo que quería preguntarle algo a mi papá, pero lo extraño era que nunca me había atrevido. Pero hoy no, esta vez no. Se lo diría de una vez por todas. Era ahora o nunca. De repente golpeé la mesa con mis puños bruscamente originando la gran antención de mi papá.

-¡Maldición papá! ¡¿Cuando saldrás de aquí?!- pregunté levantando la voz. Él abrió sus ojos como platos sorprendido.

-Hija yo.... te juro que haré todo lo posible por salir de aquí. Sólo da tiempo...- dijo con sus ojos empañados de lágrimas. Había pegado hasta un saltillo del susto que le había dado al pegarle a la mesa.

De seguro le había sorprendido mi cambio de ánimo. Desde hace diez años nunca le había preguntado eso, pero ya era hora de que lo hiciera. Siempre que venía era lo mismo: charlar un rato de mi vida, mis notas y mis pasatiempos. De vez en cuando jugabamos algún juego de mesa que yo traía cuando era niña o simplemente él me contaba algún cuento. Pero últimamente entre más grande me hacía más aburrido era ir a visitarlo. Ya no era lo mismo de antes. Ahora estas visitas eran mas silenciosas.

-¡¿Tiempo?! ¡Ya he esperado diez malditos años para que salgas de aquí!- grité al levantarme bruscamente de la silla. Mi papá hizo un gesto de sorpresa al verme tan violenta.

-Rose porfavor.... Estoy haciendo todo lo posible para sal...- lo interrumpí.

-¡Me has dicho lo mismo durante estos últimos años! ¡Joder papá! ¡Ya tengo 18 años ya soy lo suficientemente mayor para saber lo que esta pasando aquí!- grité y al instante empezé a llorar.

-Cielo prometo salir de aquí cuando...-y continué interrumpiéndolo.

-¡Oh vamos papá! ¡Ambos sabemos que para eso faltan como veinte años!- le grité como si tuviera toda la autoridad.

-Mira cielo... esto es muy complicado para mí pero te aseguro que todo esto se resolverá pronto y... verás que en muy poco tiempo estaremos juntos otra vez....- exclamó algo tranquilo. Me sorprendía que estuviera tan tranquilo. A él como que no le importaba mis sentimientos.

-Pués a mi me parece que no...- dije al cruzarme de brazos. Él solo suspiró y bajó su cabeza. -Me tenías que decir algo ¿No? Ayer me dijiste que era urgente que viniera-

Dangerous Destiny [h.s]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora