Capítulo 22 (FINAL)

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El despertador suena y su ruido me hace odiarlo un poco más, si es que eso es posible. A mi lado, diviso a Cepeda totalmente preparado.

–¿Qué hora es? -digo poco convencida de levantarme.

–Las 08:15.

Me estremezco al escuchar su voz y él mientras tararea una canción. Después de desperezarme le pregunto.

–¿Canción nueva? -él asiente dándome la razón y yo sonrío en bajo, sé que me ha visto.

Hoy va a ser uno de los peores días de mi vida y también de los más difíciles. Luis se marcha, se marcha el amor de mi vida, mi alma gemela... ¿por qué todo me suena a final? Y sobretodo, ¿por qué los finales no son felices como en las películas y libros?

Cepeda me deshace de mis pensamientos abalanzándose sobre mí mientras me canta al oído.

–Ya lo dijo nadie, soy imperdonable -yo asiento, sí que lo es-, todos se han marchado menos tú.

–¿Me la cantas? -pregunto. Él niega con la cabeza mientras se acomoda. Joder Luis, no me lo pones nada fácil.

Mi cuerpo cae de nuevo entre las sábanas. Me escondo ahí, como si el momento no fuera a llegar. Como si nunca se fuera a ir.

Rápidamente me levanto conscientemente y voy directa a la ducha. Eso me relajará.
Un chorro caliente cae sobre mi espalda haciendo que de un salto.

-Joder -maldigo en voz alta.

La ducha es corta pero hace que mi cuerpo deje esa tensión que se apoderaba de él. Me calma un poco.

Salgo para vestirme y desayunar algo antes de ir al aeropuerto.

-¿Estás bien? -pregunta él. Yo niego y río irónicamente.

-¿Qué pregunta es esa? -escupo.

Ambos sabemos que no, no estoy bien. No quiero que se vaya.

Aunque recuerdo que fui yo misma la que no quiso irse con él.

* 2 días antes *

Me encontraba hablando con mi madre y mi representante Martina sobre irme a vivir a Liverpool con Luis.

–Si te vas allí -dijo ella- no serás "Aitana Ocaña". Pasarás a ser "la novia de Cepeda". Allí no tienes triunfo, Aitana.

–Hija, yo soy más sentimental -anunció mi madre- pero esta vez creo que no deberías irte. Tienes que pensar en tu futuro, los amores van y vienen.

Eso me dolió. Bastante. Yo sabía que existía la posibilidad de que Luis y yo lo dejáramos en cualquier momento, pero me dolía pensarlo. Yo quería y pretendía que esto fuera para siempre, porque sé que es la persona correcta.

–No me iré. Y ahora se lo diré.

* Actualmente *

Ya nos hemos vestido y desayunado juntos con alguna que otra risa para olvidar todo lo que hoy pasará, pero la tensión sigue predominando entre nosotros.

Almas gemelas | AitedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora