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El otoño era ya visible en el bosque. Las hojas que antes era verdes y deslumbrantes, ahorra se tornaban cafés y secas , las cuales se desprendían de las ramas y caían al suelo en pequeños conjuntos de hojas secas, las cuales revoloteaban en el cielo cuando una fuerte ráfaga de aire soplaba.
<Tras Tras> , secas y livianas pisadas se oían a lo lejos. Un pequeño cervatillo color avellana caminaba torpemente por el sendero cubierto de hojas secas, las cuales producían un suave y cálido sonido al momento en el que las pequeñas pesuñas del cervatillo pasaban sobre ellas. El cervatillo se había alegado de la manada cuando un cuervo, negro como el carbón, pasaba volando sobre su cabeza. El pequeño cervatillo rebuznaba y saltaba, exaltado mientras seguía al cuervo que sobrevolaba los grandes árboles que cubrían al bosque.
Un extraño gruñido llamo la atención del cervatillo, el cual volteo al instante y poso su mirada hacia un arbusto, perdiendo de vista al cuervo. Curioso, el cervatillo comenzó a caminar lentamente hacia el arbusto, ignorando sus pensamientos de salir corriendo de ahí. Una fina y larga cola negra sobresalía del arbusto que poco a poco se tornaba de un tono gris apuntando al negro. Atónito, el cervatillo alzo la cabeza para poder fijarse bien en lo que se escondía detrás del arbusto. Pero su curiosidad se esfumo cuando unas patas, negras con afiladas y punzantes uñas salían del arbusto, al mismo tiempo que unos ojos brillosos se habrían lentamente, los cuales, parecían tener la vista fija en el cervatillo, el cual, gracias a la sorpresa y el miedo, estaba en el suelo, con las patas temblando, sin poderse mover.
Cuando la criatura salió por completo del arbusto el cervatillo podo observar perfectamente a la criatura que estaba enfrente de él. Era un gran animal, pero no se podría decir cuál de todos era. Tenía los rasgos físicos de un lobo, con patas fornidas y largas uñas como las de un tigre. Su cola se asemejaba a la de un ratón, desagradable y sin pelo. Sus orejas parecían haber sido mordeteadas ya que de estas emanaba un tipo de sangre azul. Era una criatura grande y totalmente negra, la cual haría estremecerse a cualquiera, y el cervatillo no fue la excepción. Rápidamente, al instante en que sus extremidades respondieron, dio un salto y salió corriendo los más lejos que podo rápidamente, pese a que estaba asustado, volteo a ver hacia atrás para asegurarse que aquella bestia no lo siguiese. Se detuvo al observar que el enorme animal no se movía, simplemente lo observaba fijamente, sin ninguna expresión. El cervatillo, a pesar de estar atemorizado, se acercó lentamente a la criatura, fijándose en cada uno de sus movimientos para estar alerta y salir corriendo nuevamente. El cervatillo, que estaba a unos metros del monstruo, lo observo fijamente, aun no entendía que era ni que quería. La bestia, que hasta el momento no había hecho ni un solo movimiento, hizo un ademan de acercarse al cervatillo cuando, el mismo cuervo que había guiado al cervatillo, paso sobre sus cabezas, graznando y aleteando, dejando caer sus negras y livianas plumas. La bestia, sin ninguna advertencia, dio la vuelta y comenzó a seguir al cuervo, dejando a su paso un camino de muerte. El cervatillo, impulsado por su curiosidad, comenzó a seguir a la bestia, la cual poco a poco fue perdiendo su aura terrorífica, haciendo que el cervatillo se acercara cada vez más a la bestia.
-Una nueva historia ¡Yei! Los capítulos serán muy cortos ( Les advierto de una vez) ¡Actualizare cada día! -
