prólogo

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El pasado, es un tiempo que para algunos el recordar les pesa, que llega a causar emociones de dolor pertenecientes a episodios traumantes, no solo una muerte puede doler, quizás para el caso de ella sería mejor morir...

Ya de tantos intentos de suicidio donde no desea que de alguna forma  la salven, pero con la mala suerte que  vive a diario, sus progenitores logran hacerlo e ingresarla al hospital cercano de FORKS, con mentiras. Las más creíbles que he oído en mi vida. Como la misma cuando le provocaron un aborto a golpes, diciendo que peleo con su novio y rodo por las escaleras, lo gracioso es que nunca pude hablar con los doctores nunca me dejaban sola. ¿Tenían miedo de que hablara? Quizá y ojalá, pero más miedo tenía yo de ellos. La verdad yo solo servía para satisfacerlos sexualmente y servirles de ama de llaves en mi propia casa y pues, de eso no me quejaba era con lo que me distraía, después del instituto, después de la solead del instituto. Era como si estudiase sola nunca nadie se me acercaba. Quizá la marca de los golpes  les aterraba. El regreso a casa era prepararme mentalmente para todo lo que por supuesto ya estaba acostumbrada, ya no dolía tanto como la primera vez. Siempre me preguntaba que hay en su sucia conciencia y me respondía yo misma nada HARPER. Nada no hay ni sentimientos.

En mí solo existía... NADA. No había nada, estaba vacía, perdí aquella esencia que me hacía dulce. Tuve que madurar muy rápido, el trauma que me causaban los recuerdos era más doloroso que los golpes del momento, yo solo rogaba que fuera lunes. Y no jueves o peor aún que llegara el temido viernes, y cuando pasaba rogaba porque fuera lunes. Creo ser la única persona en el mundo que anhelaba un lunes como a nadie.

Una madre es el ser incondicional que ama a su hijo, contra viento y marea, que lo ama a pesar de todo, a pesar de que fuera el peor ser humano del mundo. Que no tuviera sentimientos lo amaba y eso debía pasar ¿también con una hija a su madre? Pues, no lo sé. Me costaba entender muchas cosas de mi vida, nunca tuve una mamá que me explicara lo que era la menstruación, que me ayudara a escoger un vestido para salir a algún lado, nunca conocí a un chico. Solo tuve una amiga de infancia pero luego se mudó a Phoenix... prometió que volvería.

La comida en mi casa es muy reducida, en verdad teníamos una mala situación, la entrada de dinero era por juego de cartas; y como dicen por ahí dinero mal habido dinero hecho polvo. De la misma manera que llegaba desaparecía en alcohol y cigarros. Yo nunca tenía para comprar algo, así que solo me traía del instituto. La señora que hacia la comida  tenía un buen sazón siempre me llenaba la bandeja un poco más que a todos era como una especie de  favorita para ella. Aunque siempre anduviera de preguntona, y yo solo huía de ella cuando empezaba con las preguntas que me recordaban mi tortura. 

una luz oscura, en una vida de tinieblasWhere stories live. Discover now