LITTLE SAV ✧ Joey Birlem; Blake Gray

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01. Último día

La presencia de aquel grupo de chicas en el último timbre escolar era insignificante para muchos, pero para Joey Birlem era todo lo contrario.

Observaba salir con lujo de detalle por aquella puerta de vidrio al trío de chicas inseparables, y sintió un pequeño desespero por detallar a la pequeña castaña de ojos marrones protagonizar la maravillosa escena.

Las pupilas del chico se agrandaban, y detallaba con cautela cada movimiento de las chicas.

Miró intimidante a Blake Gray al frente suyo, apoyado en su gran camioneta blanca con su despampanante chaqueta azul del equipo de fútbol americano.

Joey apretó sus puños con impotencia al ver la perversión en la mirada del otro hacia la linda y dulce Savannah. Sabía que el capitán del equipo tenía su atención puesta hacia aquella faldita tan corta que la castaña cargaba. Joey no negaría que mirar sus piernas descubiertas era tentador, pero sabía que sus intenciones con la pequeña niña iban un poco más allá de aquello.

Observó a Blake ensanchar una gran sonrisa cuando vio a Savannah de pies a cabeza. El pulso de la muñeca del pelinegro aumentó, y sintió que toda la sangre se le fue a la cabeza cuando notó su extraña atención hacia la chica.
Pasó una mano por su cabello, y caminó con calma hacia su casa; ya se le había hecho más que suficiente ver como otro contemplaba a la susodicha.

Para Savannah aquello era una simplona probada de gloria, sabía que podía llegar a más... estaba decidida a no dejar rastro de lo que antes solía ser.

Sus amigas y la castaña movían sus caderas con actitud, mientras que Blake aún divisaba sonriente a la del medio.

A uno de sus lados estaba Vanessa Dimond, la gran rubia que tenía el suficiente valor de lucirse como nunca antes lo había hecho después de que Jackson Lewis acabara su relación. Y luego estaba Alexa Stevens, quien era tan dulce y amable como cualquier niña pequeña.

Savannah dirigió su vista a un lado, y divisó al gran Blake Gray detallarla.
Luchó para no sonrojarse, y agradeció haberse colocado una buena base que escondiera el rubor carmín de sus mejillas, ese rubor en sus mejillitas que Joey amaba.

―Hola, Savannah ―saludó el rubio, interrumpiendo la caminata de las tres chicas.

La castaña tembló cuando notó a Blake al frente de ella, sabía que había llegado lejos, pero tampoco esperaba tanto.

―Hola ―exclamó, lo suficientemente creíble como para ocultar la angustia de decir una tontería frente al chico.

Sus amigas soltaron unas risitas, y decidieron irse al auto de Vanessa antes de arruinar el momento de gloria de la nueva Savannah.

―¿Me darías tu número, preciosa? ―preguntó el rubio, y alzó una de sus delgadas y finas cejas.

―Claro ―Sonrió victoriosa.

Aquella chica aunque por afuera no pareciese, estaba a punto de dar saltitos de alegría mientras sacaba un bolígrafo de su mochila. Intentó lucir segura, y agarró la mano del rubio para escribir su número. Le colocó como decoración unos corazoncitos al lado de la cifra, y se sintió como la chica más poderosa del mundo.

―Espera mi llamada cuando estés en casa ―Esbozó una sonrisa, mientras que Savannah se dirigía hacia el auto de su amiga.

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La castaña al llegar a su casa dejó su mochila tirada en la barra negra de la cocina, y a pesar de que todo fuese totalmente blanco en aquel hogar los retratos familiares y el piso de madera la acogían de una manera inigualable.