-¡Ni que fueras un vampiro Sota!

-¿Hermana? – la voz chistosa de su hermana le intrigo, la miro y tenía su mano apretando la punta de la nariz. - ¿Qué haces aquí?

-¿Qué hago aquí? Te vine a despertar para que desayunes conmigo pero mira en el chiquero en el que vives – exclamo señalando toda su habitación.

-Es mi chiquero y es muy ameno –

-¡Ameno! – dijo en ofensa Kagome, llevándose una mano a su pecho con drama e indignación.

-Te cambias, bajas, desayunas y luego... nos pondremos en campaña para ordenar este chiquero – ordeno y se encamino a la salida, pero un pequeño objeto se pegó en su zapatilla y se detuvo en el lumbral de la puerta, se apoyó en el marco y miro la suela, quedando completamente sin aire. Del piso alzo un pedazo de papel y saco la cosa desagradable de su suela, mirando fulminante a su hermano - ¿Un preservativo? – Sota intento defenderse pero no salió nada de su boca, estaba avergonzado. - ¡¿Es enserio?! – el hermano se encogió de hombros completamente rojo.

-Ni que hubiera perdido la memoria y me dijeran que era la señora de la limpieza de esta casa entraría a esa habitación de nuevo ¡Viste como está! He entrado allí y no pienso hacerlo, es como la cueva de un gnomo.

-Ni siquiera has visto la cueva de un gnomo.

-No, pero debe ser como la habitación de Sota.

-Eres su madre, debes de colaborar.

-He dejado de limpiar tu habitación cuando cumpliste los catorce años, hago lo mismo con Sota, la igualdad es lo importante.

-¡Mamá!

-¡Que no Kagome!

Habían creado una pequeña discusión sobre limpiar la habitación de Sota, al comienzo empezó como una propuesta y al final una misión de Kagome, pidió a su mamá la ayuda pero ella se negaba a volver a entrar a la habitación de su hijo. Una discusión entre ellas se formó mientras que los dos hombres de la casa las ignoraban y se encontraban disfrutando de su desayuno digno de reyes.

-¡Bien! Entonces no ayudes...- dijo con frustración Kagome.

-No lo haré – concordó su madre.

-Papá me ayudará – el nombrado alarmado levantó su vista de su desayuno encontrándose con los ojos chocolates de su hija, quienes lo miraban esperanzada. - ¿Cierto papá? – y ese fue el comienzo de una nueva discusión.

-Bien... tu alza tu ropa, ponla en el cesto, mientras que yo ordeno tus muebles – ordeno a su hermano.

El trabajo solo lo realizaban ellos dos, su hermano obligado a ayudar porque era su habitación y ella... ella solo porque no tenía algo más divertido que hacer que joderle el sábado a su hermano. Sota obedeció a regañadientes, él ahora mismo podría estar en la casa de unos de sus amigos jugando videos juegos o mejor, estar preparándose para una fiesta en la noche, pero la pesada de su hermana mayor lo tenía en la mira, no solo por su habitación si no también por el puto preservativo que por su descuido había dejado en el piso y no en el cesto de basura.

Más de cuatro horas seguida sin parar al fin se podía decir que la habitación de Sota había dejado de ser una cueva, Kagome había aprovechado la oportunidad de limpiar para ponerse unos de esos pañuelos sobre su cabeza, como toda una ama de casa, algunas veces le gustaba ponerse en su papel como si fuera una obra, estás cuatros horas había entrado en el papel de ser la cenicienta, la pordiosera, andrajosa ¡Eso sí que la motivaba!

Sota todo cansado y sudado se hecho de cuerpo entero en su cama, ordenada y con un rica fragancia, piso había sido barrido y trapeado, sus muebles habían sido ordenados y sacudidos de polvo, la ropa que se encontraba limpia estaba doblado y metida en el placar del adolescente mientras que la montaña de cesto estaba siendo lavaba parte por parte.

-¡Deja de seguir roseando esa cosa! – exclamo Sota tosiendo, su hermana estaba exagerando en rosear ya demasiado desodorante de ambiente.

-¡Listo! Ahora sí hermano puedes traer a tus amigos o a tu novia ¡Novia! ¡No conquistas! – aclaró fulminante mientras le señalaba con su dedo acusador - ¡No seas mujeriego! – Sota quedo en silencio, ya era demasiado tarde para aquella advertencia. – Supongo que el almuerzo estará enseguida – dijo al percibir el exquisito olor a comida de la planta de abajo. – Baja enseguida.

-Entendido hermana – y sin más salió de la habitación llevándose con ella otro cesto de ropa sucia, solo esperaba y oraba para que su hermano mantuviera la limpieza de su habitación.

Bajo las escaleras y al estar al final la puerta de entrada estaba abierta. Escucho la voz de su madre y de la señora ¿Izayoi? Con curiosidad se dirigió a la entrada, encontrándose con su madre de espaldas y a Izayoi de frente con Haru tomando de su mano, sonrió, la dosis de Haru le hacía falta.

-Hola – Naomi al escuchar a su hija se volteó alarmada mirando a su hija.

-Hola querida – saludo Izayoi.

-¡Kagome! – Haru se zafo del agarre de su abuela para correr a los brazos de Kagome.

El pequeño Taisho no la había visto desde el día de ayer en la mañana, por alguna razón su papá estaba de mal humor y le negó en la tarde visitar a Kagome, él se había dormido llorando, él quería mucho a Kagome y quería verlas todos los días junto a él y junto a su papá.

-¡Hola cariño! – exclamo Kagome arrodillándose para que el pequeño le abrazase con comodidad desde su cuello, ella sonrió y lo apretujo - ¿Qué haces por aquí? – ya lo sabía pero era una curiosa sin remedio.

-Estoy en la casa con mi abuela – señalo a Izayoi quien junto con Naomi los miraban, la señora Taisho con una sonrisa y en cambio su madre con su ceño fruncido y confundida, muy confundida - ¿Y tú?

-Estoy en casa de mi mamá, pasando el fin de semana – y ella señalo a Naomi.

-¿Por qué estás sucia? Pareces la cenicienta con esta cosa – toco la coronilla de su cabeza tocando el trapo de lavandera que se había puesto en su cabello.

-¿Verdad que me parezco a cenicienta? – Haru asintió con una sonrisa sin salir de los brazos de la azabache – He ayudado a mi hermano a limpiar su habitación – Kagome hizo una mueca de asco haciendo reír a Haru.

-Haru, cariño, vamos – la voz de Izayoi le hizo poner una pequeña trucha, él quería quedarse con Kagome.

-¿No me puedo quedar con Kagome y la abuela Naomi? – Kagome se sorprendió por el apelativo de Haru con su madre "¿Abuela Naomi"? al parecer se había pasado algo de largo.

-No lo sé cariño ¿Nao? – Izayoi miró a Naomi para saber su decisión.

-Por supuesto que te puedes quedar cariño, puedes venir por él antes de cenar si quieres Iza, eso si Haru quiere – Haru asintió, quería pasar el resto del día con Kagome.

-¿También me puedo quedar a dormir? – pregunto inocente y ajeno a la conversación de sus dos abuelas.

-Por supuesto cariño – accedió Naomi, Kagome en esto no tenía poder de decidir, aunque la presencia de Haru le fascinaba.

-Entonces vendré en la noche a dejarte un cambio de ropa y vendré a buscarte mañana después del desayuno.

-¡Gracias abuela! – exclamo.

Se separó de Kagome corriendo hacia Izayoi dándole un abrazo y beso de despedida, no fueron necesario ningún sermón de cómo sería el cuidado de Haru a Naomi, al parecer él ya se había quedado un par de noches en casa de sus padres y su madre sabia muchas más cosas del pequeño que ella. Esto aclamaba una conversación sería, de madre e hija. 

°°°

Aquí yo, Saii, les vengo con esté capítulo de regalo pues las clases en mi país están por volver a comenzar y quien sabe cuando podré actualizar (Aunque haré todo lo posible, por seguir actualizando los fin  de semana) 

¡Disfruten del capítulo! y si se quedaron con ganas de seguir leyendo pues... pues ni modo, a esperar a que me decida actualizar XD XD XD XD XD o... vuelvan a leer los capítulos o también los invito a chequear mi perfil y leer mis demás obras producto de mi alocada y retorcida imaginación.

¡Nos leemos mis queridos lectores! 

ESTÚPIDO (ADA#2)Where stories live. Discover now