Capítulo 1

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· HACE DOS AÑOS ·

Estaba en la calle de enfrente de mi casa con la vista puesta hacía la carretera esperando ver la furgoneta azul de Jacob. Pasaba a recogerme cada mañana para ir al instituto desde que se sacó el carnet al cumplir los 16 a principios del año.

¡Maldito Jacob vamos a llegar tarde el primer día!

Estábamos en septiembre y en esta época del año en California solía llover a menudo dando paso al final del verano. El agua había comenzado a calar en mis zapatos. Saqué el móvil de la mochila y le llamé. Ni siquiera dio tono, decidí enviarle un mensaje y echar a correr hacia la parada del bus, con suerte todavía podría cogerlo.

¨ Espero que tengas una buena excusa y que se te han pegado las sabanas NO VALE. Esta te la devolveré. ¡Me he empapado entera! Voy hacia el bus, nos vemos después. Alyssa. ¨

Ese día Jacob no apareció, tampoco dio señales de vida en todo el día, pero lo más extraño es que tampoco devolvió mis mensajes. Eso era extraño, el siempre solía contestar. 

Al terminar la jornada y bajar del bus decidí pasarme por casa de Jacob, ya que vivíamos en el mismo barrio y su casa quedaba a 5 minutos de la mía.  

Pero nada podía prevenirme de lo que estaba por venir, que no volvería a verle en los pasillos del instituto, ni volvería a llamarme al timbre de cada cada sábado por la mañana para ir a dar una vuelta en su moto. Qué nuestra amistad se cortaría de esa forma tan radical. Qué no tendría ni si quiera un por qué. 

Todas las cortinas de la casa estaban corridas, me acerqué al porche y comencé a tocar el timbre. Nada.

No me caracterizo por mi paciencia por lo que me acerqué al jardín lateral de la casa y levanté la maceta donde sabía que encontraría la llave. En otros tiempos atrás la su madre me enseñó el escondite para que pudiéramos entrar al volver del colegio ya que Jacob habitualmente solía dejarse las suyas dentro.

Eureka ahí estaban.

¿Hay alguien en casa? ¿Jacob? ¿Rebecca? - Me esforcé en hablar bien alto, pues no quería dar un buen susto a nadie.

Pero me respondió mi propio eco, no parecía haber nadie. En la mesa de la cocina todavía estaban los restos de un desayuno sobre la mesa y algunos cajones estaban abiertos como si alguien se hubiera tenido que ir con prisa. 

Decidí subir a la habitación de Jacob por si acaso se encontraba dormido o enfermo y no podía escucharme. Mis ojos tuvieron que parpadear varias veces para creerme lo que veían mis ojos.

Todas las cosas estaban por el suelo, había un caos tremendo. Las puertas del armario estaban abiertas de par en par y descubrí que faltaba casi toda su ropa. Esto no podía ser obra de un ladrón. ¿Quien se llevaría la ropa de un adolescente de 16 años? La hubiera revuelto si estuviera buscando algo, pero llevársela, eso no tenía ningún sentido. 

La habitación de su madre, Rebecca se encontraba en la misma situación, cajones abiertos con botas, pañuelos y papeles tirados en el suelo. Su armario también estaba prácticamente vacío. 

Salí de allí corriendo dispuesta a volver a mi casa lo más pronto posible y avisar a mi madre de lo que había encontrado. Esto no era nada normal.

-Mama Jacob no ha aparecido hoy en clase y las habitaciones de Rebecca y el están todas revueltas y faltan la mitad de las cosas. ¿Debemos llamar a la policía?

- Cariño me llamó ayer Rebecca, me dijo que un familiar se ha puesto muy grave y han tenido que irse de forma precipitada. 

- Pero Jacob no contesta a su móvil... El.. El no me dijo nada ni me avisó de que no pasaría esta mañana...

-Alyssa cielo estarán pasando una situación complicada. No debes preocuparte, estoy segura que cuando el pueda se pondrá en contacto contigo. Después de todo desde que os conocisteis no os habéis podido despegar. 

- Está bien. - Dije no muy convencida.

- Dale un poco de tiempo.

Los días siguientes siguieron sin noticias de Jacob. Me encontraba en la clase de historia del Sr Smith, pero no conseguía concentrarme en los esquemas de la pizarra. Mi vista solo podía fijarse en el pupitre vacío que tenía delante. 

Mi cabeza me llevó al primer recuerdo que tengo de Jacob. Nuestras madres eran amigas por lo que siempre nos llevaban al parque de detrás de nuestra casa a jugar con otros niños y a pasar las tardes. Estaba llorando porque se me había caído al suelo el helado que nos habían comprado. Jacob dejó de lamer el suyo y se quedó muy serio mirando mis lagrimas caer. Y en un arrebato estampó su helado en mi boca queriendo compartirlo conmigo, pero no midió bien sus fuerzas y prácticamente me lleno toda la cara de helado. Teníamos 6 años y desde aquél día, nos convertimos en inseparables. 

ALYSSA: ¨ Tierra llamando a Jacob. Da alguna señal por favor. Por aquí todo es muy aburrido sin ti. ¿Como voy a molestar a Logan yo sola? Las bromas se me quedan cojas sin tus oportunos comentarios. Espero que no sea nada y pronto puedas volver. Besos. Alyssa.¨

ALYSSA:¨Jacob ha pasado todo un mes. Esto no tiene ninguna gracia, estoy muy preocupada y sigues sin coger mis llamadas. ¿Podrías al menos responder a alguno de mis mensajes por favor? Alyssa. ¨

ALYSSA:¨Mi madre me ha dicho que consiguió hablar con la tuya, dijo algo de tu padre y algo de Oregón. ¿Estas bien? Necesito saber de ti Jacob. Alyssa. ¨

ALYSSA:¨ No entiendo nada, de verdad que no lo entiendo. Han pasado cinco jodidos meses y no te has dignado en ponerte en contacto conmigo. ¿Qué era tan grave para que no pudieras decirme adiós? Alyssa. ¨

ALYSSA:¨ Todo un año desde que te fuiste.. ¿Y sabes que? Estoy cansada de esperar. Mamá dice que os instaláis en Oregón. Quiere que deje de pasar por tu casa cada tarde en busca de luces en la ventana. Ya no lo haré. Ya no esperaré nada de ti. Que seas muy feliz Jacob.¨

ALYSSA:¨ Te odio, te odio con todas mis fuerzas por hacerme esto. Te odio por irte y te odio por olvidarte de mi.¨

No voy a mentir. Me dolió como el infierno su marcha. Pero lo que más daño me hizo fue el vacío. No fue capaz de despedirse de mi, nunca hubo ninguna explicación, ni un ¨seguiremos en contacto¨, ni un te echo de menos. 

Charlotte y Logan trataron de animarme llevándome por helado, al cine o arrastrándome a fiestas, ellos sabían cuan cercanos éramos pues nos sentábamos todos juntos a la hora del almuerzo y intentaron distraerme. Los primeros meses no podía evitar notar su ausencia, ahí estaba su taquilla, su pupitre vacío, los comics que me había dejado... Echaba de menos sus molestas bromas cada mañana. Algunas tardes a la salida del instituto y me sorprendía intentando buscar la ford azul en el parking con Jacob esperándome con una ancha sonrisa en el rostro. Pero nunca la volví a ver.

Es increíble como al final las personas nos terminamos acostumbrando a todo. Y yo poco a poco dejé de tener la esperanza que volviese, acabé acostumbrándome a una vida sin mi mejor amigo, a una vida sin Jacob. 

Solo quedó un profundo odio que fue instalándose y creciendo en mi interior. Odio por haberse marchado, por no despedirse, por echarme de su vida así.





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⏰ Last updated: Jul 16, 2018 ⏰

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