Capítulo 1.

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||Denver, Colorado   1997||

Una noche fría y un ángel moribundo, siguiendo la misma rutina de hace mucho tiempo, observando como aquel humano que había cuidado tanto se hundía en su propia misería día con día, hora con hora. Se preguntaba como habían llegado tan lejos, la impotencía de no poder decirle que aún tenía a alguien cerca que le cuidaba le carcomía la mente, después de todo era un poco común querer sentir algo por su protegido, era algo que los ángeles anhelaban sentir y muchas veces lograban hacerlo. Pero no era correcto. Él por lo contrario, nunca había logrado hacerlo.

Se había cansado de esperar fuera de aquel bar de mala muerte, no sabía exactamente que estaba ocurriendo dentro y no quería siquiera pensarlo. Su corazón se encogía la pensar que aquel ser humano increíble estaba acabando con su vida y... no podía lidiar con ello, siempre había sido muy débil.

Ni siquiera podía creer que los demás ángeles lo reconocieran como un guardián si no podía evitar que aquel hombre continuara haciéndose daño.

Se miró las manos y suspiró.

¿cómo detener todo aquello si no era lo suficientemente fuerte?

Estaba acostumbrado a estar solo pero a veces era mucho con lo que lidiar, era un hermoso y delicado ángel con tantos malditos sentimientos que ni siquiera debía estar sintiendo. Los ángeles no deben sentir soledad, mucho menos miedo. Ellos son eterna luz pero tal vez el no era lo suficiente, no para detener a Izzy.

Hace meses que Izzy pasaba la mayor parte de su tiempo en ese bar, solo bebiendo y pensando en las cosas que pudo haber hecho diferente, su esposa le había dejado y se había llevado a su hija con ella dejando solamente una nota que le decía sus razones.

Si bien Izzy aún era muy jóven había pasado una gran parte de su vida fracasando y siempre retomando cosas del pasado. Un sentimiento al que Axl está muy poco familiarizado. Los ángeles no tienen la capacidad de recordar muchos sentimientos, ni siquiera sabían como definirlos.

El sonido de una botella quebrándose le sacó de sus propios pensamientos y se puso de pie sin pensarlo, Izzy salía por la puerta soltando vapor por la boca con la chaqueta desabrochada y la mirada pérdida. Axl le siguió con la mirada hasta que se subió a la camioneta oxidada y vieja y corrió hacía esa dirección colocándose en el asiento de al lado.

Izzy estaba helado, increíblemente helado, sus labios temblaban chocándose así sus dientes a lo que este apretó la mandíbula y encendió la camioneta.

El olor era a cigarrillo, alcohol y muerte.

—no quieres hacer esto, en verdad no quieres hacerlo —murmuraba el ángel sin quitarle los ojos de encima —no puedes hacerlo ahora

Axl le miró con miedo, no podía permitir que eso sucedería. No quería dejarlo morir.

—tienes una familia, Izzy—murmuró nuevamente sintiendo esa impotencia de siempre al saber que Izzy no podía escucharlo, apretó sus puños y en un acto desesperado tomó el hombro de el chico.

Izzy giró la mirada con miedo y Axl sintió por primera vez que alguién podía verlo, la púpila de sus ojos se dilató y entonces el golpe le sacudió por completo.

Izzy se encontraba en el suelo de la carretera con la nuca bañada en sangre y Axl del otro lado sin poder hacer nada al respecto. Esa maldita sensación de nuevo, ni siquiera podía gritar o golpear algo. Era muy inservible y le jodía de muchas formas, Izzy estaba ahí con la piel pálida reposando con tanto dolor en su rostro y el simplemente podía observar como moría poco a poco.

in the arms of the angel [slaxl]Where stories live. Discover now