Capítulo 2

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Disclaimer:

Ni los personajes ni la historia me pertenecen. El fic es de Reiya, autora en ao3,

quien amablemente me ha permitido traducirlo y adaptarlo al español que es lo único por lo tengo crédito.

Los links del fic original y links de contacto con el/la autor estan en mi perfil. Por favor revisar

Traducción realizada con su permiso.

Ver las notas finales

El ver a Viktor cruzando por la puerta causó que Yuuri se congelara en su puesto

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El ver a Viktor cruzando por la puerta causó que Yuuri se congelara en su puesto.

Fue vagamente consciente de mirarlo fijamente, pero no pudo encontrar forma de detenerse. Viktor se veía perfectamente calmado mientras se acercaba al mostrador, con sus manos enguantadas enterradas en los bolsillos de sus pantalones y una relajada sonrisa en su rostro. Sus mejillas estaban ligeramente sonrojadas debido al calor del día, un tinte de rosa que resaltaba sus pómulos. Un mechón de cabello había caído sobre su rostro, pero Viktor se lo quitó sin problema antes de inclinarse contra el mostrador, esperando por Yuuri expectantemente.

Yuuri pudo sentir los ojos de Phichit perforando la parte trasera de su cabeza mientras se hacía camino al mostrador, y su lengua se sintió como lija en su boca repentinamente. No tenía idea de qué decir. Había un millón de cosas que querría decir al ser confrontado por un hombre hermoso que le volvía a sonreír, pero ninguna de ellas era realmente apropiada para la ocasión.

—Ah, hola —balbuceó Yuuri.

El suspiro de decepción que Phichit soltó detrás de él le indicó a Yuuri que sus esfuerzos por sonar calmado y compuesto habían fallado miserablemente.

—Hola —respondió Viktor, aparentemente impávido.

— ¿Puedo ofrecerte un café? —preguntó Yuuri en un intento de volver a actuar profesionalmente, pero sin conseguirlo del todo—. ¿O té? O, am... ¿una bebida?

Tartamudeó débilmente al tiempo que señalaba sin entusiasmo al cartel detrás de su persona donde había una extensiva lista de bebidas de la cual se podía escoger. Desde su lugar en la caja registradora, Otabek le lanzó una mirada que se reflejaba entre lástima y diversión. Yuuri consideró seriamente la posibilidad de simplemente hundirse detrás del mostrador y desaparecer de la vista de todos. Parecía que estaba destinado a sonar como un idiota cada vez que Viktor Nikiforov estuviera cerca.

—Tomaré otro latte —respondió el ruso, aparentemente inconsciente del desastre que eran los intentos de conversación de Yuuri Katsuki—. Disfruté tanto el que tomé el otro día que simplemente tuve que regresar.

No Hay Oro Que Se Compare -Reiya-Where stories live. Discover now