—A la ciudad, te lo dije. Necesito estar mañana allí y no sé qué vas a hacer, pero mañana no voy a estar.

—¿Es por la chica? ¡Dijiste que no importaba!

—Me equivoqué, si importa

—Sabes qué, has lo que quieras —agregó Layo, dándole las llaves del auto.

La cara de Leo era de pocos amigos, no estaba feliz con saber que estaba hasta cierto punto dejando a su equipo, únicamente por ir a una fiesta. Le molestaba pensar en Emily como alguien importante, cuando tenía mujeres a montón para escoger.

Pero aún así, luego de besar a Maya, y mentirle diciendo que ganaría por ella. Estuvo listo para correr.

Su ánimo no le ayudaba en nada, y por ello tuvo ciertos problemas que le hicieron perder el control por un momento, pero se supo recuperar. Y aunque ganó la carrera no lo hizo con tanta facilidad como se creyó lo haría.

—¿Contento? ¡Casi pierdes! —gritó Layo, al ver bajar de auto a su hermano.

—Pero gané, quédate tranquilo. Mañana ganas tú, y tendrás el dinero.

—Sabes que no se trata de dinero. Si se tratara de eso, no hubiéramos quedado con el dinero del Comarca desde el principio.

—¿Y entonces de qué?

—De que estás arriesgando todo, solamente por una mujer.

—No exageres —respondió Leo, muy relajado—. Pareces vieja.

—¿Exagerar? Estás pensando en irte solo; manejar casi ocho horas únicamente para ir a ver a una mujer.

—Es solo un juego.

—Tú sabes que eso no es cierto. Leo, sabes que es peligroso ir a la ciudad, sabes que si Mouro se da cuenta que estamos cerca...

—Sé lo que va a pasar si Mouro se entera. Pero quédate tranquilo no pasará.

—Dijiste que era importante.

—Lo dije porque es lo que quieres escuchar. Pero no, no lo es, sabes como soy. Esto va a terminar.

—¿Cuándo?

—Tú sabes cuándo.

—Ambos sabemos que no es así, nunca te había visto tan sometido a la voluntad de una mujer.

—Voy a comer algo —agregó, y se dio la vuelta.

Layo realmente estaba preocupado. Sabía que "Pájaro" un viejo amigo los estaba cuidando, pero también era consciente de que no podría hacer nada si Mouro se daba cuenta que todo este tiempo habían estado cerca.

Su preocupación no era en vano; en las oficinas de Mouro no se hablaba nada más que de buscar información para encontrar a los hermanos "Burgo" Eladio Burgo, y Leonardo Burgo.

—Deja el estrés, tenemos que divertirnos —decía Lara, abrazando a Layo.

—Ya no es un chiquillo —respondió.

—Está claro que hace mucho lo dejó de ser, tú no eres su papá.

—No, eso lo sé muy bien; pero mi padre quería que lo cuidara, él sabía muy bien como era su hijo.

—¿Crees que en algún momento van a encontrarlo?

—Después de estos siete años, creo que ya he dado por hecho el tema de que está muerto, y que los hombres de Mouro lo mataron.

—Esperemos que Barbara y Neco puedan traer información al respecto.

—Ya no sé qué pueda pasar Lara, prácticamente Leo se está olvidando de todo.

Huracán ✔️Kde žijí příběhy. Začni objevovat