Capitulo 5

88 8 11
                                    

Louis se acercó a mi a toda prisa y me cogió las manos, apartándolas de la herida.

Me levantó la camiseta suavemente y empezó a inspeccionarla. Yo me limité a apartar los ojos de él, intentando contener las lágrimas.

Sentí como su dedo acariciaba el corte y no pude evitar encoger la barriga y contener un grito de dolor, aunque se me escapó un pequeño siseo.

Louis no dijo nada, y de repente me levantó en brazos, acercandome a su cuerpo. Lo miré sorprendida e intente alejar mi costado herido de él, aunque ya tenía las manos y la camiseta manchadas de sangre.

Empezó a andar hacia la parte delantera del instituto y mis ojos se fijaron en mi mochila y mis libros tirados en el césped.

-Mi mochila...

-Me importa un cuerno la puta mochila.

Lo volví a mirar sorprendida y permanecí en silencio, dejando que me llevara hacia su coche.

Podía notar que estaba muy enfadado, y no sabía como no había empezado a gritar e insultar, aunque pensándolo bien eso no sería propio de Louis. A él le gusta torturar a las personas con el silencio.

Me sentó cuidadosamente en el asiento del copiloto y el se situó en el asiento del conductor.

-Aprieta esto sobre la herida hasta que lleguemos al hospital. No dejes de apretar en ningún momento- dijo agarrando el borde de la camiseta y sacandosela por encima de la cabeza.

Me la tendió y la apreté en mi costado.

Puso el coche en marcha y empezó a conducir, manchando el volante con la sangre que tenía en sus manos.

El sol entraba por la ventana y se reflejaba en su torso desnudo, haciendo que su piel blanca brillara. Lo hacía parecer un ser mitológico. Lo hacía parecer algo tan perfecto que me parecía casi inalcanzable.

Aparté la vista de él e intenté concentrarme en la carretera.

-Gracias, Louis.

No hacían falta más palabras, ni era capaz de decir nada más. Y también sabía que él no aceptaría nada de lo que pudiera decirle.

-Haría esto por cualquiera.

Sonreí sarcásticamente y baje la vista hacia la camiseta que apretaba sobre el corte. Su color negro se volvía cada vez mas oscuro al absorber la sangre.

- ¿Esta vez no me preguntarás cómo me lo he hecho?

-No.

-¿Por qué?

-Por que sé que no me lo dirás.

Levanté la vista y miré su perfil.

-Cualquier otra persona me insistiría hasta que se lo dijera.

-Lo sé, pero las demás personas no son como yo.

-Sí, me he dado cuenta.

El resto del camino lo hicimos en silencio. De vez en cuando él me miraba para comprobar si apretaba bien la camiseta sobre la herida. Y yo tenía la vista fija en el paisaje que se veía por la ventana.

Cuando llegamos al hospital, Louis se bajó del coche y vino a abrirme la puerta. Salí e impedí que me cogiera en brazos cuando lo intentó.

-Puedo andar. No me estoy muriendo.

-No es momento para hacerte la fuerte- dijo cogiendome en brazos e ignorando mis protestas.

Yo me limité a relajarme e intentar contener mi enfado. Para evitar caerme rodee su cuello con los brazos, y pude sentir como los vellos de su nuca se erizaban como si tuviera frío. Su piel se sentía tan... caliente. No pude evitar que una corriente eléctrica me atravesara el cuerpo.

Almas Oscuras- Louis Tomlinson.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora