—Tendré que pedir permiso primero. ¿Qué te parece si luego te busco? Tengo algunos asuntos que arreglar para mañana.

—Perfecto —sonrió la chica, y luego de darle un beso en el cuello se fue.

Barbara era la pareja de Leo, justamente por eso le preguntó por ella.

—Al parecer el Leo que conozco volvió ­—dijo Lara acercándose a su cuñado.

—¿Por qué lo dices?

—No perdiste tiempo y al parecer no dormirás solo está noche. La única pregunta que tengo es ¿Qué va a pasar cuándo Barbara regrese? —preguntó.

—No tiene que pasar nada.

—Es tú pareja.

—No lo sé. Desde que entré a prisión la segunda vez no hemos hablado, creo que ya es un tema que se finalizó.

—¿Y la otra chica?

—¿Cuál chica?

—La de la ciudad, la que te hace ir a terreno de enemigo solamente por verla.

—Ese es otro asunto —sonrió.

Las apuestas se hicieron esa noche, se definieron diez grupos y las primeras carreras se cerraron con la inscripción de los diez primeros participantes que representarían a cada grupo.

En total eran diez circuitos, los corredores que estuvieran en los grupos que hubieran ganado más carreras, competían por el premio final: "cien mil billetes verdes" entre ellos mismos.

Se definió que las primeras cinco carreras las correrían los que se habían unido, las cinco últimas las correrían ellos; comenzando por Lara, luego Tony, seguido Brayan, Layo y por último Leo. Cada una estaba premiada con cinco mil billetes verdes o más, dependiendo el número de la apuesta y sí aumentaba, aunque raramente sucedía.

—Ya no me buscaste —decía la chica rubia.

Había llegado a abrazar a Leo, en donde él estaba sentado a solas, mientras observaba bailar a su hermano con Lara. Tony y Brayan estaban jugando póker a un lado.

—Pensé que te gustaban las cosas más fuertes —agregó la chica con cierta sensualidad, luego de notar que bebía gaseosa.

—Vine a correr y a ganar, no puedo comportarme como un inútil en este momento —respondió, y le dio un trago a su bebida.

—¿Y entonces?

—¿Entonces qué?

—¿Me aceptas la invitación a dormir juntos?

Leo no respondió nada, pero se levantó de la silla y fue con ella.

Maya, era el nombre de la rubia, en algún momento había sido una noviecita hasta que apareció Barbara. Era la hermana de la competencia de él y su hermano, pero eso poco importaba, normalmente siempre se reencontraban en algunas carreras y únicamente cuando estaba Barbara era que se mantenían distantes, pero esa no era la ocasión por lo que esa noche Leo no durmió solo.

—¿Te caíste de la cama o el suelo estaba muy duro? —preguntaba Brayan al día siguiente.

Eran las cinco de la mañana cuando se encontró a Leo sentado en una de las sillas afuera de la casa rodante. Alrededor no había ni rastro del relajo de la noche anterior ya que todos estaban durmiendo.

—Eso mismo te iba a preguntar.

—Yo sí tengo una excusa, y es que con Tony vamos a seguir viendo el auto.

—Esa es la mía —respondió.

Hacía énfasis que por esa misma razón él estaba despierto a esa hora.

Huracán ✔️Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ