ʾ ִֶָ ꒰ 🥛 ʚ ausencia de color ⨟ jichen.

prólogo.

El pequeño Chenle recorría aquella habitación blanca, esperando por su nuevo profesor, pero se sentía algo cansado; era el quinto esta semana.

Un ruido lo sobresaltó.

Una mujer muy delgada; muy delicada, entró a la habitación. Le indicó a Chenle una silla, en señal de que se sentara.

Chenle corrió hacia la silla y se sentó muy animado.

La mujer sonrió y se sentó al frente del pequeño Chenle.

Y finalmente la mujer rompió el silencio.

—muy bien Chenle,—dijo la mujer sonriendole cálidamente.— dime pequeño, ¿qué son los colores?, ¿me podrías dar una definición?

—uhm...—dudó un poco el pequeño Chenle.— yo, creo que son... Bueno, exactamente, no lo sé.—su tono se apagó un poco, no quería que aquella profesora se fuera, ella era muy simpática.

Chenle no era tonto. Sabía leer a la perfección, y su nivel de habilidad en matemáticas era el de un adolescente, cuando él tenía sólo 7 años.

—bien Chenle,—la mujer habló.—¿te gustaría conocerlos?—sonrió.

Chenle negó, y la mujer suspiró.

—¿estás seguro?—dijo ella.—son muy hermosos.

Chenle asintió, no le interesaban. Entendía que eran los colores, pero no le gustaban, después de todo; nunca los había visto.

Ya había pasado media hora.
La mujer sonreía cansadamente.

—Chenle...—dijo la más alta.— porfavor... Concéntrate... ¿Qué son los colores?

Chenle suspiró agotado.

—los colores son...—dijo.— yo... Es que, realmente no lo sé.

La mujer tomó su cosas y se fue.

Genial; pensó el menor. Otra más para la colección de profesores.

Suspiró. Después de todo, volvía a ser sólo él y la blanca habitación de la que nunca había salido.