Se consoló con su sed de necesidad, por calor de comprensión, en esos brazos que también había rechazado muchas veces. Se culpó de dejar que su propia guerra, afectara a más de uno, incluyendo a su propia persona. Pero la culpa, no era la solución más eficaz en ese entonces, así que no lo mencionó.
Hoseok lo separó luego de un indefinido y largo tiempo transcurrido, para entregarle una pequeña libreta, con una bonita lapicera, a los cuales no había prestado atención anteriormente. Una que le había regalado hace unos años ahora que prestaba atención al diseño, simple y colorido, ambos a juego. Taehyung entendió entonces lo que debía hacer, recordando todos los pasos previos que la hermana del mayor, le había obligado a escuchar y prometer cumplir luego de finalizar aquella única sesión de hipnotismo, o... Lo que fuere aquel milagroso trabajo.
Se sentó rápidamente en el piso, sin importarle mucho el frío de este, porque era incomparable al que sentía en su vida, sin la presencia de sus padres allí; dándose cuenta de que había comenzando cuando se las había arreglado para vivir lejos de ellos, en su caso, compartiendo una habitación con Hoseok.
Comenzó a plasmar con la tinta, todo lo que podría recordar de esa experiencia antes de olvidarlo, intentó describir lo que sintió en la piel de su padre, Yoongi. Quiso intentar aunque sea, poner en palabras, cuánto era el amor que le había inundado el cuerpo y alma aunque eso sería poco probable, ya que, irónicamente para entenderlo debió sentirlo en sí.
Todo aquel tiempo estuvo reprimiendo el hecho de que eran celos los que sentía por ellos. Detestaba la noche buena, porque era recordada como el aniversario del noviazgo de sus padres. Era tan simple, y se había atormentado queriendo saber la razón, cuando la respuesta se sabía pero nada más la ignoraba.
Le picaban los ojos de solo recordar cuan duro había intentando Jimin, hasta el último de los segundos, hacerle cambiar de parecer y hablar sobre la situación que estaba pasando, antes de que se marchara de la casa, de su hogar, un veinticuatro de diciembre; plena, y tan especial, noche buena.
¿Cómo pudo menospreciar ese amor que ambos le demostraron, con la paciencia y el dolor, hasta el cansancio?
¿Cómo pudo convertirse, esclavo de sus suposiciones, en un ser despreciable cuando lo habían criado con tanto esfuerzo y aprecio?
Entendió una cosa más y era que al final, él tenía la elección de ser quién era, sin importar totalmente su familia. Había decidido hacerle caso a las malas influencias, por temor al egoísta pensamiento de no quedar solo, y no a sus padres que luchaban por formarlo como una persona diligente, respetuosa, amable...
“Nunca es demasiado tarde para el cambio”
A veces escuchaba como sus padres discutían en susurros lentos, sí que supo que se referían a él. Pues aunque se tomaba personal el hecho de que ambos supieran que había algo malo con él, tuvo que aprender otros valores para entender que tenían razón, y era algo que debía cambiar por el bien, no solo de todos, sino de él. Vivir como un resentido por miedo de tener que enfrentarse a iguales, no sería la solución para que el mundo le iluminara un camino a la felicidad. La felicidad había estado frente a él todo aquel tiempo. Qué vergüenza le daba, tener que admitir que tuvo que recurrir a un extraño viaje, para eliminar su ceguera.
Pero la mayor vergüenza no era el hecho de tener dos padres, sino el de haber sido mal hijo.
Y aún asi, pensó en ellos, que con sonrisas tan brillantes como un lucero, le dirían que eso no era verdad, y que lo amaban a pesar de todas aquellas tormentas. Tan rápido como la admiración nacía, creciendo y expandiendo sus raíces por el corazón cobarde, que le latía doloroso y ruidoso entre sus huesos, el orgullo empezó a cobrar su sentido. No cambiaría a sus padres por nada del mundo, poco le importaba que la sangre no fuera la misma a la que corría por sus venas. No necesitaba de ese lazo fisico para corresponder a ellos.
Toda aquel sinfín de conclusiones, era algo que lo desestabilizaba, era mucho más fuerte que él. Así que por última vez en el día;
Se lamentó por no poder entender aquello.
Se lamentó por no haber obedecido lo que le inculcaron.
Se lamentó por no entender que el amor era amor, sin importar su género, raza, nacionalidad o edad... Era algo que traspasaba muchas barreras, y no podría entenderlo si no lo vivía en su propia persona.
Simplemente ya había hecho muchas cosas mal, y sintió que llegó a darse cuenta muy tarde, pero lo hizo. Moría de ganas por ir a los brazos de ambos, y decirles que habían logrado su cometido.
"Cúlpenme de todo lo causado, pero no se alejen, aunque ya sea tarde", suplicó en un deseo mental, intentando dar por finalizado aquel torbellino en su cabeza, que sofocaba su ser, dificultando inclusive su respirar.
—No todo está perdido, Tae. Ni esto, ni ellos, ni tú, ni yo.... —Hoseok le detuvo aquellos pensamientos amorosamente, como si supiera lo que pasaba por su cabeza. Y tenía tanta razón, que no le fue sorpresa, solo alivio.
Aquella noche no se separó de su mejor amigo, se negó a dejarse llevar nuevamente por sus miedos así que permitió que las sugerencias del mayor, fueran puestas en prácticas.
Solo había hecho un sesenta del cien porciento.
Y detenerse a seguir sufriendo por ello, no era una opción de ahora en más.
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I Want To Understand [Yoonmin]
FanfictionQuiero entender. Quiero entender muchas cosas, pero principalmente, quiero entender, ¿por qué no me agrada la navidad? Quiero entender eso, tanto como quiero entender, ¿por qué mis padres son hombres? Quiero entender, ¿por qué están juntos? Quiero e...
Blame Me
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