Desconocido.

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Habian pasado unos meses desde que Minseok salió de la universidad, graduado en producción de música pero aún así trabajaba en las noches en el bar E-X-O, era divertido para el pero lo que lo hacía más divertido era ver todas las noches de viernes a ese chico alto de cabello negro, siempre sonreia al ver a Minseok y eso le fascinaba al de pequeña estatura.

Un día, Minseok falto al trabajo solo para seguir a aquel chico, camino por las calles siguiendo al joven, llevaba todo lo necesario por si algo pasaba, era muy paranoico aveces.

-Deja de seguirme-
El joven volteo a verlo a lo que el de pequeña estatura se escondió en lo primero que pudo, sus manos comenzaron a temblar mientras escuchaba como el chico se acercaba a el y al verlo frente a el quedó congelado.
-Eres el del bar, ¿Por qué me sigues?-

-Es que...-
Minseok no pudo articular palabra alguna, el joven solo sonrió y tomo la mano del chico para después cargarlo como costal en su hombro, Minseok no podía moverse por alguna extraña razón pero tampoco quería hacerlo, se dejó llevar por aquel chico a algún lugar, ¿A donde? Quien sabe, todo estaba muy oscuro, el pequeño no sabía a donde iba pero sabía que el de mayor altura no le iba a hacer daño.

En la mañana, Minseok estaba recostado en una gran cama, habia despertado ahí, ni siquiera sabía a qué hora habían llegado, se había dormido mientras el chico lo llevaba. No se sentía asustado de estar ahí, todo era muy medieval pero lindo.
Sonrió y se estiró para después levantarse de la cama, se puso una de las batas que tenían colgadas al lado de la puerta y salió de la habitación buscando al joven que lo había traído ahí, era una casa no tan grande pero si más grande que la de Minseok o la de sus amigos, era una casa no tan moderna y a la vez no tan vieja, era linda y misteriosa.

-¿Hola? ¿Hay alguien?-
Minseok iba preguntando eso por toda la casa mientras buscaba algún rastro de vida y al encontrar al chico sonrió, se acercó y lo movió un poco, estaba tirado en el sofá con su chaqueta ensima.

Pasaban más de las 10 am y el chico no despertaba, Mínseok se arriesgo y le quitó la chaqueta del rostro dejando ver esos labios rojos que tenía al joven, era encantador verlo desde tan cerca, su piel era más blanca de lo que esperaba, su cabello era hermoso, sus manos estaban frías y sus mejillas eran un poco regordetas, era completamente lindo y adorable.

Mínseok había entrado en un trance de ternura al verlo, no podía pensar en nada más que verlo, estaba tan concentrado e hipnotizado con el chico que ni se dio cuenta cuando el chico lo miraba atento con sus ojos negros.

-¿Qué haces?-
Pregunto el joven mientras miraba al chico sonriendo, mostraba sus blancos dientes junto a dos grandes colmillos que sobresalían, esto hizo terminar el trance de Mínseok y lo hizo retroceder mientras que esta acción del chico hizo reír al pelinegro.
-¿Que pasa? ¿Te da miedo al final de todo? ¿Ya reaccionaste? ¿Ya sabes quién soy, pequeño?-

Mínseok comprendió todo en ese momento, todo era tan obvio y había caído en la trampa, todo estaba claro desde que lo vio, el antiguo mito de la ciudad que era "falso" estaba frente a el sonriendo.

-D-Dejame ir... Porfavor...-
Mínseok estaba rogando por su vida frente a aquel demonio, estaba rogándole por su vida al último vampiro que existía, este vampiro es Oh Sehun, el último de el linaje pero el más cruel de todos.

-Pero tu viniste a mí, se nota en tus ojos que estás profundamente enamorado de mí y que decirte... Eres alguien hermoso, tu cuerpo es joven aunque de edad no sea así, no envejeces con facilidad... Tomaste toda mí curiosidad, déjame tenerte, déjame tomar tu sangre...-
Sehun sonrió mientras se acercaba a Mínseok, este trataba de alejarse de aquel demonio pero se detuvo al toparse con la pared, temblaba de miedo al verlo frente a el, en si, era hermoso pero sabía por los mitos, que era un ser despiadado. En la antigüedad, se le conocía por tomar a jóvenes mujeres y descuartizarlas frente a sus prometidos, disfrutaba de el dolor ajeno pero muy pocas personas, decían que lo hacía solo por qué esas mujeres jugaban con el.

Muy pocos pensaban que aquel demonio tenía sentimientos, era imposible que un ser como ese amara a alguien algún día pero así fue, había una razón de por qué Oh Sehun era tan despiadado y esa razón era algo tan simple, era el amor.

Oh Sehun fue víctima de muchas cosas cuando aun era un niño, los pueblerinos mataron lo mas amado para un pequeño niño huérfano, mataron a su amada mascota, un lobo blanco que fue dejado por su madre antes de morir por una estaca. La familia de Sehun, convivía en paz con los humanos, eran una familia de vampiros inofensivos que se alimentaban de sangre donada, amaban tanto a los humanos que darian su vida por ellos y lamentablemente así fue.
El padre de Sehun murió a manos de el pueblo vecino al proteger los niños de la ciudad y su madre murió al ser culpada de traición, los pueblerinos fueron la causa de la muerte de lo único que Sehun tenía, no podría perdonarlos pero tampoco mataría todo por lo que su padre y madre lucharon.
Pasó mucho tiempo pero llego el día donde Sehun se enamoró de una joven pueblerina, hija de el cazador de vampiros más grande del otro pueblo, Sehun ocultó su identidad y enamoró a la chica con métodos románticos que aprendió en su larga vida, estuvo apunto de casarse con ella pero al final de todo, ella no lo amaba, solo jugaba con el. Al enterarse de todo eso, Sehun la descuartizó junto a su padre frente a el enamorado de la joven, desde ese día, no iba a dejar que los demás o el mismo sufrieran por amor, esa era su razón para ser tan despiadado con hombres y mujeres, un amor falso lo llevo a la maldad.
Sehun sabía todo sobre Mínseok, literalmente sabía todo sobre cada persona de esa ciudad, había estado miles de años ahí, había visto ese pueblo convertirse en ciudad, sabía todo de todos pero más de Mínseok...¿Por qué?, La razón era obvia para Sehun, en Mínseok, corría la sangre de aquella chica de la cual se había enamorado miles de años atrás.

You Can Call Him Monster [Xiuhun/Sexiu]Where stories live. Discover now