Hubo un minuto de silencio en mi Whatsapp. Luca parecía no saber qué contestar. Sabía lo que él estaba pensando, que Nora no era ese tipo de persona. Y podría entenderlo, claro. Ella se veía siempre tan bonita, dulce y perfecta que nadie hubiera creído que fuese así de agresiva.

Pasó un momento más hasta que me contestó.

No volvió a contestarme por un rato largo, en tanto llegábamos a casa, y me preocupé

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No volvió a contestarme por un rato largo, en tanto llegábamos a casa, y me preocupé. Me sentí incómoda por culpa de Norita y de que hubiese dicho la verdad sobre ella. Quizás a Luca le gustaba y no tenía problemas con ella.

—Pero te besa a ti —me susurré, logrando que mamá girara la cabeza para mirarme.

—¿Qué?

—Nada.

—¿Te besa? —inquirió, dándome un jaque mate directo—. ¿Quién?

—Mamáaaaaaa.... —me quejé, cuando estacionó en la puerta de casa—. Le hablaba a Caroline y lo dije en voz alta —contesté—. No hablaba de mí.

—¿Y tú no... besas a nadie?

—¡Dios! —Abrí la puerta del auto y bajé antes de que la conversación se fuese a otro lado. Mamá debía creer que yo era como todos mis compañeros de colegio creían, incluido Alan y Luca hacia dos semanas: niña bien, super buena y tímida que ni siquiera se había liado con un chico.

O tal vez no y solo quería saber.

Memetí en mi habitación lo más rápido que pude y volví a sacar el celular. Lucaacababa de contestarme.     

Casi arrojo el teléfono al suelo de la emoción

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Casi arrojo el teléfono al suelo de la emoción. Le contesté que podíamos vernos en la plaza cercana al colegio después de las doce de la noche y me contuve de enviarle más mensajes. No quería parecer extremadamente emocionada por encontrarnos de nuevo envueltos por la oscuridad, lo que daba permiso a más cosas que las que podíamos hacer en pleno día.

Saqué mi chaqueta nueva de la bolsa de compras y elegí cuidadosamente lo que me pondría. Como no necesitaba atraer a nadie para alimentarme, no de la manera que había estado haciéndolo, me puse un jean y un suéter, acorde con el frío que hacía. Encima, me coloqué la chaqueta y, después de las doce de la noche, abrí la ventana de mi cuarto y salté al jardín.

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