Prefacio.

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La vista borrosa,el olfato inundado de un nauseabundo olor y con el sabor metalico de la sangre emergierdo de mis labios. Ya no setía dolor alguno,en  un punto deje de sentir mis exrtremidades. Lo único que podia sentir era miedo,ella estaba atada a una barra metalica su cuerpo colgaba como un saco de boxeo.

No debí permitirme involucrarme,no debí haber metído las narices en sus asuntos;o peor aún,no debí enamorarme de la chica de cabello azabache.

Es la cita más extraña y grotesca que he tenído en la vida. Trato de ponerme de pie,pero no lo logro,me arrastro hasta llegar a ella e intento nuevamente levantarme,esta vez lo logro y trato de hacer que reaccione,doy palmadas en su rostro pero no abre los ojos. Mierda. Con la poca fuerza que me resta deshago las ataduras y la coloco sobre el piso,no respira,está...está muerta.

Sus palabras retumban en mis oidos como ecos muy lejanos: “No durarás ni cien días conmigo,cariño.”

Reviso el reloj de pulso que siempre llevaba,doce con un minuto de la mañana. El día cien.

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⏰ Última actualización: Jun 30, 2018 ⏰

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