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Tony se encontraba despidiendo a los últimos clientes de la cafetería con urgencia, eran más de las 10 de la noche y a esa hora las calles se encontraban muy solitarias. Todavía tenía que pasar a casa de Sarah por su hijo.

Aunque, no era como si a la abuela de Peter le molestara eso, desde que se había mudado a su departamento hacía cuatro años no había día en el que la mujer le pidiera que volviera a su casa para que los tres estuvieran juntos otra vez. El pequeño Stark era una replica exacta de Tony, pero con toda la actitud de Steve.

Nunca se supo que pasó con él, muchos decían que andaba en malos pasos, pero ¿cómo podría una persona tan dulce y amable como Steve andar en malos pasos? Steven Rogers era la persona más recta y seguidora de lo correcto que había conocido.

En fin, al cerrar la cafetería salió a caminar las pocas calles de distancia a la que estaba la casa de su suegra. Se puso sus auriculares a un bajo volumen y subió el gorro de su sudadera, caminando paulatinamente sin importar lo que pasara a su alrededor. Hasta que lo sintió, a través de la música en sus oídos, como alguien lo seguía, podía escuchar las pisadas suaves y seguras; metió las manos a los bolsillos del pantalón y bajó por completo el volumen de la música.

Vio por el rabillo del ojo hacia atrás, la silueta de alguien de estatura mediana y algo delgada lo seguía. Pudo ver que el hombre (estaba casi seguro que era un hombre), iba vestido completamente de negro, una chamarra con el gorro puesto y unos lentes oscuros.

"Una cuadra más, una cuadra más..." rezaba en su mente el ojimiel, puede que no le importara él mismo, pero no necesitaba darle más preocupaciones a Sarah o dejar solo a su hijo.

Soltó un grito amortiguado cuando una mano le cubrió la boca y otra le inmovilizó los brazos, trató de liberarse pero el sujeto era más grande y, evidentemente, más fuerte que él; lo llevaron a rastras al callejón más cercano, donde fue arrojado con violencia al suelo y cuando intentó ponerse de pie para defenderse, le derribaron de nuevo con una patada en el estómago que le sacó el aliento.

—Nos vamos a divertir mucho contigo, tal vez no podamos tocarlo a él pero matarte será un golpe muy duro— habló el desconocido con algo de burla al agacharse a su lado; se acercó a él, que estaba tratando de recuperar el aire, y le agarró de los cabellos con fuerza, obligándole a mirarle a la cara—. No eres feo, eres una cosita bonita a la que con gusto me jodería.

Le soltó, Tony aprovechó para darle un puñetazo en la cara, y salió corriendo mientras el otro se recuperaba del golpe, el dolor y la sorpresa de la acción del castaño. Al doblar al salir a la calle fue golpeado en la parte posterior de la cabeza con algo duro que le dejó semi inconsciente en el frío piso de la acera. En medio de su aturdimiento, escuchaba golpes y quejidos a sus espaldas.

Volteó a ver hacia atrás y en la esquina vio al sujeto que lo seguía siendo golpeado por alguien más pequeño (si de estatura y complexión se habla). Sabía que debía pararse e irse mientras podía, ponerse a salvo por Peter, pero su cuerpo no respondía y el mareo que le había comenzado era intenso.

A pesar de su casi estado de inconsciencia, pudo distinguir que el atacante era una mujer pelirroja, cosa que dejó muy sorprendido a Tony ya que se veía frágil, y que al dejar al otro muy golpeado en el suelo, sacó un arma de su espalda mientras le decía algo al sujeto con cara divertida, de sus ropas también sacó un silenciador y se lo colocó muy lentamente ante la mirada atentada del otro, agachándose a su lado y colocando el cañón en la frente. La cara de la mujer cambió muy drásticamente, un segundo tenía una sonrisa de diversión en su rostro y al otro una mirada seria y fría, mortal. Tony supo que le dijo algo al otro, por el movimiento de labios, antes de darle un tiro en la cabeza, limpio y certero.

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