Prólogo

4K 201 7
                                    

Hacía escasamente dos semanas que mi madre había decidido que nos mudáramos a la isla de Mallorca.

Todo había sido tan precipitado. Tras su último divorcio. Esta situación era completamente normal en mi vida desde los seis años, íbamos ya por el tercer exmarido y a saber cuántos quedaban por llegar.

A mis doce años, sabía valerme por mí misma a la perfección. El haber pasado la mayoría de mi infancia sola en casa, ya que mi madre trabajaba durante todo el día, había hecho que madurase antes de tiempo.

Tan sólo, al caer el sol regresaba a ser la niña que debía ser. Era mi momento, en el que jugaba con mis muñecas. A pesar de los fracasos matrimoniales de mi madre, soñaba con el día en que me casara, con un precioso traje blanco. A mi lado tendría un hombre apuesto y que me amara.

-          ¿Puedo jugar?-una dulce voz sonó  delante de mí.

Su sombra se reflejaba en el suelo, quitándome la poca luz que aún quedaba. Levanté la mirada encontrándome con una niña con larga melena rubia, recogida en una trenza, y unos grandes ojos celestes. Calculé que podría tener más o menos mi edad.

La miré de arriba abajo. No solía aceptar que nadie jugara conmigo, era bastante introvertida y solitaria. Era reacia a hacer amigos, en mis años nunca había tenido lo que se puede llamar una mejor amiga.

La pequeña me sonrió, dejando ver su imperfecta dentadura. Sus cristalinos ojos no se apartaban de mi rostro, esperando una respuesta por mi parte.

-          Claro-terminé aceptando su compañía, tal vez no estuviera mal intentar tener una amiga en la isla.

-          Soy Liz-se arrodilló a mi lado.

-          Noa-le ofrecí a mi muñeco Ken, vestido con un traje negro y corbata.

-          ¿Jugabas a las bodas?-preguntó curiosa mientras cogía el muñeco que le ofrecía.

-          Sí-dije con sequedad, colocando correctamente el velo a mi Barbie.

-          ¿Y ese?-miré hacia donde señalaba. Se trataba otro de mis muñecos masculinos.

-          Ese Thomas-en realidad se trataba de otro Ken, pero les cambiaba el nombre-Él quiere a Barbie, pero ella se ha casado con Ken.

-          ¿Y Barbie a quién quiere?-que sentido tenía esa pregunta. La miré extrañada. Encogí mis hombros como respuesta.

Ambas comenzamos a jugar con los muñecos. Estuvimos cerca de una hora creando historias entre las dos. Era buena su compañía, me divertía y entretenía. Puede que por primera vez en mi vida, hubiera conseguido una amiga.

-          ¡Liz! ¡Liz!-alguien llamaba a mi amiga. Ésta se volvió y miré hacia el mismo lugar. Un chico alto y rubio, con camiseta blanca sin mangas y bermudas azul marino se acercaba a nosotras. Era bastante más mayor que nosotras. ¿De qué conocía a Liz?

-          Es mi hermano-parecía que había leído mi pensamiento. Liz se levantó, dejando los muñecos en el suelo.

-          Liz, mamá estaba preocupada, debemos regresar a casa ya es hora de cenar-le regañó el chico. Me levanté, recogí mis muñecos y comencé a caminar en dirección a mi casa.

-          ¡Noa!-me llamó la rubia. Me volví para mirarla-¿Nos vemos mañana?-dudé por unos instantes. El chico no apartaba la mirada de mí, me cohibían sus verdes ojos. Provocando que me ruborizara.

-          Sí, claro, ¿aquí mismo sobre la misma hora?-pregunté.

-          ¡Vale! –exclamó sonriente-Hasta mañana-se despidió moviendo la mano.

El chico, del que aún no sabía el nombre, se despidió con una perfecta sonrisa. Desde ese momento, quedé prendada de él.

¿Amor o lujuria?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora