Capítulo 8.

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Y tras el largo parón, por fin estoy de nuevo por aquí con un nuevo capítulo que tanto me habéis pedido. Intentaré continuar con más asiduidad esta historia.

No me enredo más y os dejo con el capítulo.

Becky Towers


Me senté a horcajadas sobre él. El vestido quedó remangado has la altura de mis muslos, completamente arrugado.

Las manos de Paul manos reposaban sobre el sofá, a ambos lados de su cuerpo. Coloqué mis brazos sobre sus hombros y entrelacé mis manos en su cuello. Me quedé mirándolo fijamente. Sus verdes, oscureciéndose por segundos, se clavaron en los míos. Esperaba mi siguiente movimiento.

Lentamente, acerqué mi rostro al de él. Tanteé sus labios con la punta de mi nariz, acariciándoselos levemente. En todo momento, intentaba mantener el contacto visual con sus ojos, pero llegó un momento en el que los cerré y disfruté de del contacto con su piel.

Su pasividad, comenzaba a ponerme nerviosa. ¿De verdad nada de lo que le hacía estaba provocando su cuerpo? ¡Mi corazón iba a mil pulsaciones por minuto!

Apoyé mi frente en la suya, mientras mis manos comenzaron a deslizarse por su cuello. La yema de mis dedos recorrieron el borde del cuello de su polo hasta llegar a los botones, los cuales comencé a desabrocharlos .

Intenté centrarme en esta tarea, pero su mirada tan penetrante me ponía demasiado nerviosa.

Mordí mi labio inferior y sin dejar los botones, me abalancé sobre sus labios con violencia. Fue entonces cuando Paul, reaccionó y sentí como sus fuertes manos me atrapaban por la nuca y me acercaba más a él. A su boca. A mi perdición.

Nuestras lenguas comenzaron a jugar como si no hubiera un mañana. Mientras mis manos terminaban, muy a duras penas, con los botones. ¡Nunca había tardado tanto con tres puñeteros botones!

Introduje mis manos por el cuello, atrayéndolo hacia mí. En ningún momento despegábamos nuestras bocas. Eran como si fueran una sola.

Paul, me tomó en brazos levantándonos a ambos del sofá. Mis piernas se entrelazaron en su cintura y mis brazos en su cuello. Sentí como mis músculos no disponían de la fuerza suficiente, el alcohol estaba haciendo efecto en mi cuerpo, pero me sentía completamente segura en sus manos, colocadas estratégicamente en mi trasero y en mi cuello para mantenerme pegada a su cuerpo.

Nos dirigió a ambos hasta la encimera de la isla de la cocina, dejándome sentada en el borde. Un escalofrío me recorrió todo el cuerpo al sentir la fría piedra en la piel de mi parte trasera de los muslos.

Se alejó unos centímetros de mí, acechándome con su mirada y una media sonrisa apareció en su boca. Le respondí con el mismo tipo de sonrisa, terminando mordiéndome el labio y tirando del cuello de su polo atrayéndolo hacia mí.

Me deslicé por la encimera, para quedar justo al borde. Necesitaba su contacto en mi zona, ya humedecida. Gracias a su altura, pude sentir su virilidad endurecida pegada a mí. Entrelacé de nuevo mis piernas a su cuerpo, impidiéndole cualquier movimiento de cintura para abajo que no fuera pegarse más a mí, si eso se podía.

Ataqué de nuevo su boca, mordí, succioné, lamí...sus labios, con tal intensidad que incluso le dañé. Pero tan sólo se quejó por una milésima de segundo.

Me tomó por el cabello, tirando de él hacía detrás dejando mi cuello expuesto a su merced. Sus labios comenzaron a recorrer mi garganta, la recorrió desde la parte baja hasta el escote. Deslizó ambas tirantas del vestido, bajándolo hasta dejar al descubierto mi sujetador. Su rostro se perdió entre mis pechos y mi cuerpo no pudo reaccionar de otra manera que arqueándose hacia detrás. Recibiendo el placer que aquello estaba provocando en mí. Mis piernas se apretaron más a él.

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⏰ Última actualización: Jul 04, 2016 ⏰

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