『Atrapada en Fnafhs』»Fnafhs ₊˚.༄

💭·8·💭

Por un momento me sorprendí, pero... Vamos, si siempre fueron así.

Suspiré, recordando la frase que me había dicho Puppet.

-"Aunque crees estar en un mundo perfecto, siempre habrá un gran defecto..."-

Recité las palabras que me dijo, ¿Era así? No me acuerdo.

Caminé al salón, quizá ya era hora de prestar más atención...

Llegué al salón, al sentarme en el lugar correspondido, mi mente hizo un:

kaBOOm¡¡

Debía hacerlo, lo siento, ignoren eso xdxd

Rápidamente mi mente se borró y empezé hacer garabatos por mi libreta.

No, ____, pon atención, pon atención...

Y en menos de tres segundos volví a dibujar.

[...]

Después de muchas horas, se terminaron las clases, era libre otra vez.

Salí del lugar, pensando cosas estúpidas.

Martes.

Hoy eramos martes... Oh.

Salí corriendo hacia la cafetería, por una extraña razón sabía donde estaba, en fin.

Ahí estaba el último pudin. El último.

Debe ser mío.

Corrí como si un criminal me estuviera perisiguiendo con una pistola encima y tomé el pudin, una mano se posó en la mía.

Miré retadoramente quien fue. El rascacielos. Demonios.

-Ese pudin es mío.-Hablé seriamente.

-Ni se te ocurra.-Dijo él.- El último pudin. Va a ser MÍO.-Recalcó la última palabra.-

Y mientras hablaba, agarré el pudin y salí corriendo. Soy una criminal agdjsbs.

-¡Tú! ¡Vuelve aquí!.-Instantáneamente miré hacia atrás.-

Era el rascacielos, persiguiendome. Demonios por dos.

Salí del instituto, me puse debajo de un árbol y comí como si mi vida dependiera de ello.

-¡Tú...! ¡Dame MI pudin!-Escuché la voz de Fox, recalcando la palabra de su propiedad.-

Sonreí, me levanté y me acerqué a él para darle el envase del pudin.

Él me miró confundido, pero antes de eso salí corriendo.

Me había terminado el pudin, y básicamente le di el plástico. Adhadjsj.

-¡Maldita!-

Escuché la voz a los lejos, corrí más rápido a quien sabe donde.

¿Soy yo o creo que voy más lento de lo normal? Digo, no soy la mejor atleta del mundo, pero como que siento unas pesas de 40 kg en mis pies.

Paré de correr, ya estaba cansada. Giré atrás, l cabello de menstruación ya no estaba.

Suspiré aliviada, me senté en una banca y empezé a escribir en el diario.

Sin duda, hoy había sido algo ajetreado, como tenga que correr otra vez, me tiró al suelo y me arrastro.