Le interrogué un poco con la mirada.

- Me encontré a Ricky y le pregunté por tí, me contó todo esto e imaginé que no tardaríais en reconciliaos, por eso te busqué para darte esto - me extendió un papel

- ¿Qué es?

- Ayer Mimi reservó para ti un chill out para ver la lluvia estrellas que hoy también se prevée que puedan verse muchas, pero parece ser que tuvisteis algún encontronazo fuerte y ella decidió dármelo a mí para que yo te llevara...

No sé muy bien si en aquel momento quería comérmela o matarla.

- Es una idiota - musité mirando el papel

- No me parece que alguien que te quiera tan fuerte que sea capaz de tragarse su orgullo y hacer esto que ha hecho sea una idiota... - me levantó el mentón y me miró - a mí me parece un gesto precioso

- Ya pero es que me da rabia que sea tan tonta - me quejé, aunque en el fondo solo quería volver con ella y abrazarla

- Es buena, no tonta... todavía hay gente así aunque parezca mentira - me guiñó un ojo - anda tira...

- Tu eres de esa gente - le sonreí - gracias por todo y siento mucho que...

- ¡Tira!

Le abracé.

- Gracias

Era cierto. Nos empeñamos en menospreciar y llamar tonta y arrastrada a una persona que tiene un buen gesto con otra a pesar de no merecerlo y acabamos creándoles a veces incluso complejos e inseguridades.

Pero es que a veces, sobre todo en las personas buenas de verdad, el corazón actúa por su cuenta y el mayor error que podemos cometer es frenar un acto puro y hecho de corazón porque nos parezca desde nuestro egoísmo algo ridículo.

Mimi había hecho muchas cosas muy cuestionables, pero ella no tenía ni un pelo de tonta. Sabía en qué momentos y con qué personas tenía que dejarse el alma y la piel, tenía muy claro lo que quería en cada momento y siempre se sentía orgullosa de hacer las cosas que hacía de corazón.

El gesto de darle el reservado a Hugo tenía sentido. Cuando hablamos de aquel concierto en Tenerife le mencioné varias veces mi deseo de ir a aquel lugar. Era un chiringuito de lujo y reservaban unas hamacas gigantes tipo camas de hotel para pasar la noche bebiendo y escuchando música relajante con la orilla de la playa a centímetros. Era carísimo por supuesto pero era un capricho que tenía y soñaba con compartirlo con alguien especial. Encima esa noche también podían verse las perseidas y sería doblemente mágico.

Supongo que Mimi quiso por encima de todo concederme aquel capricho, aunque fuera con Hugo de acompañante. Lo que parece que no le terminaba de entrar en la cabeza es que ella formaba parte de todos mis deseos e ir a aquel lugar con otra persona no tendría ningún sentido.

Llegué de nuevo a donde ella seguía tumbada y me quedé plantada muy seria en la arena y mirándola a los ojos.

Ella sabía perfectamente que era ese papel y en sus ojos vi el temor a que yo me hubiese enfadado de nuevo.

- Te lo iba a contar pero no me has dejado, jo... - me miró - no quería desperdiciarlo y es bastante caro y muy difícil de reservar la verdad...

Desdoblé un poco el papel y golpeé su cabeza con él.

Ella me miró sin saber muy bien qué decir ni qué hacer ante mi silencio.

- ¿Nos da tiempo de ir? - le pregunté con una sonrisa traviesa

A ella se le dibujó una ilusión en la cara preciosa y asintió tras mirar su reloj.
Me tendió su mano para que la ayudara a levantarse y una vez de pie a mi lado frunció el ceño un poco y me miró despistada.

La revolución.Where stories live. Discover now