-Na... mmm... Nayeon – mi nombre saliendo de su boca era lo más sexy que había escuchado en mi vida. Claramente había escuchado eso muchas veces pero, escucharlo de la boca de Momo no se comparaba con nada – Baja – volvió a hablar – por favor – sin querer, ella había comenzado a rogar – por favor, baja a mis pechos – Momo se llevó las manos hasta sus pechos y comenzó a masajearlos. Era una imagen que estaba segura que nunca olvidaría.

Baje por la línea esternal con mi lengua. Llegué la línea media de los pezones y subí la vista para mirar el rostro de Momo. Tenía las mejillas ruborizadas, sus labios hinchados, el cabello despeinado y las gotas de sudor en su cuerpo me hacían pensar que la mujer que tenía frente a mí era, sin duda, la mujer mas hermosa del mundo.

Comencé a acariciar el pecho derecho de Momo con mi mano derecha mientras, que mi boca se encargaba del pecho izquierdo. Al sentir el contacto de mi lengua con su pezón Momo dejó escapar el gemido más fuerte, que hasta ese momento había escuchado. Sentí como su espalda se arqueó encima de la cama elevando su pelvis. Mi lengua redondeaba su pezón izquierdo y mi mano derecha hacía lo mismo con el pecho derecho.

-Te quiero hacer mía – hablé sin pensar, mientras observaba las facciones del rostro de Momo contraerse a causa de la excitación – eres increíblemente hermosa y sexy – estiré su pezón izquierdo despacio entre mis dientes haciendo que gritara y que el cuerpo de Momo girara y quedara boca abajo. Me acerqué hasta la piel de su espalda y deje pequeños besos por todos lados.

-¡me vas a matar! – Habló después de algunos segundos – te quiero dentro de mí – cuando la escuché decir esas palabras mis movimientos se detuvieron durante algunos segundos. Ella se dio cuenta así que volteo para mirarme – deja de torturarme – comenzó a besar mis labios lentamente – deja de hacer que te ruegue. ¿Qué debo hacer? – Su mirada estaba encendida - ¿quieres que me toqué? – de repente, la imagen de Momo acostada sobre la cama mientras se infringía ella misma placer no dejaba de aparecer en mi cabeza – no soy la única que tiene que disfrutar. Sé que en esta ocasión, por ser la primera. Tú harás todo pero, eso no quiere decir que no puedas disfrutar – las palabras de Momo me tenían algo confundida así que, me sorprendí cuando se alejó de mí y se acomodó sobre la cama. No podía creer lo que estaba viendo. Siempre me pregunté si ella se tocaba así misma y, por lo que noté si lo hacía y muy bien. Momo tenía los ojos cerrados, la boca se le comenzaba a secar, sus caderas se elevaban y bajaban dependiendo de lo estaba sintiendo. No pasó mucho tiempo, hasta que comenzaron a aparecer los gemidos de su boca. Mi cuerpo estaba paralizado ante tan lujuriosa imagen.

-Mmm... vas... fuck... ¿vas a solo mirar? – su pregunta me sacó levemente del trance.

-Eres jodidamente sexy – me lancé sobre su cuerpo y me apoderé de su boca. No podía dejar de mover mis labios encima de los de ella. Mi lengua jugaba con la de ella de forma desesperada. Mientras nos besábamos tome la mano con la que se estaba masturbando y comencé a besar sus dedos. Los ojos de Momo se abrieron sorprendidos de lo que estaban mirando - ¿Te gusta verme? – pregunté introduciendo uno de sus dedos a mi boca y ella asintió moviendo su cabeza de arriba hacia abajo - ¿Puedo lamer otra cosa? – Creo que esa pregunta terminó por desmoronar la tranquilidad mentar de Momo porque no respondió – tomaré tu silencio como un sí.

Acomodé el cuerpo de Momo y posicioné sus caderas. Me acomodé entre sus piernas y comencé a dejar pequeños besos desde sus pechos hasta su ombligo. Mordía su piel despacio y podía darme cuenta de cómo su piel se erizaba ante esa acción. Seguí bajando hasta que mi rostro quedo frente a su sexo. Miré por última vez su rostro antes de perderme en sus pliegues. Momo me regaló una sonrisa, era la señal que estaba esperando.

No podía describir la sensación que estaba sintiendo. Después de unos minutos largos de besos desesperados comencé a ser tierna. Ella ya había visto el lado de mi desesperación por ella, ahora, quería que viera todo el amor que le tenía.

Daño ColateralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora